Se ríe, Miguel Ángel Borja, con claritos de look estival a finales de julio. Marcelo Gallardo lo abraza forcejeando desde atrás. Es una lucha. Un ejercicio disruptivo para trabajar la velocidad en la que el propio deté se involucró activamente. Pero también una foto casi representativa del momento que el colombiano está atravesando en River: le quedan 157 días antes de quedar libre y quiere cambiar su imagen con el hincha. Y para eso pelea.
“Trabajar duro por algo que amas se llama pasión”, posteó MAB en Instagram adjuntando ese JPG tomado en la práctica del jueves, la penúltima antes del partido ante San Martín de Tucumán en el que puja por un lugar: el esguince de rodilla que sufrió Maxi Salas y el delay en el alta de Sebastián Driussi le abren una posibilidad de moverse como ariete.
Sin embargo, Gallardo recién decidirá en las horas previas al encuentro de este sábado si será el Colibrí o Facundo Colidio (la otra opción viable, aunque requiera de mayores ajustes en el equipo) para el cruce de dieciseisavos de final de la Copa Argentina ante San Martín de Tucumán.
El posteo de Borja en redes.
Puede ser, de tocarle arrancar, una posibilidad para intentar repuntar en sus índices de imagen positiva. En un 2025 en el que promedia 48 minutos por partido -marcó siete goles, uno cada 205’ jugados- las chances claras que falló (16) en la temporada han devaluado la figura de Borja.
Situaciones como las que erró ante Monterrey en el Mundial de Clubes -podrían haber encaminado la clasificación a octavos- o los penales fallados (Lanús y Ciudad de Bolívar) de algún modo marcaron a Miguel Ángel, quien llegó a ser silbado en el Monumental al ser nombrado por la voz del estadio durante el anuncio de las formaciones.
De arranque o como un suplente productivo: el dilema de MG
Pero Borja no se rinde mientras Gallardo evalúa cuál es la mejor opción: si tenerlo desde el arranque o si apelar a él ingresando desde el banco, faceta en la que mejor rindió.
El Colibrí jugó 11 partidos de titular de los 31 que disputó en lo que va del año y sólo marcó un gol: los otros seis -más sus dos únicas asistencias en la temporada- fueron como relevo. Y si bien se lo puede considerar como una carta extra para jugar, la baja tasa de participación ha incomodado a un delantero que llegó a quejarse de ello en pleno USA 2025.
Borja, en plena práctica de River (Prensa River).
“No es fácil, después de muchos partidos sin jugar, entrar 30 minutos”, había deslizado durante una respuesta posterior a la victoria ante Urawa Red Diamonds cuando le tocó reemplazar al lesionado Driussi. Y justo después de que en redes se difundiera un fuerte interés de Tigres de México por contratarlo.
Una propuesta que parece haber quedado archivada. Borja, ahora, está involucrado con un River al que dejará -de no cambiar rotundamente el panorama- al compás del chinchín de Año Nuevo. Y quiere irse con otra imagen. Peleándola y con sonrisas como la foto con el deté.
Mirá también
El trasfondo de la decisión judicial con el hermano de Riquelme
Mirá también
Olé en la práctica de Inter Miami: Rodrigo De Paul a full junto a Messi y Suárez
Mirá también