martes, 15 julio, 2025

Es tiempo de decirleadiós al Mundial de Clubes

La superioridad que no fue tal

En la previa del Mundial de Clubes, algunos de sus protagonistas y muchos de sus comentadores analizaban una tal superioridad de los equipos europeos por sobre los sudamericanos que, una vez comenzado el torneo en Estados Unidos, no fue tan notoria como ellos creían. Más allá del elogio a sus hinchadas tan proclamado por entrenadores y jugadores del Viejo Continente, los equipos argentinos no fueron arrollados por los europeos: Boca perdió sobre la hora con Bayern Munich (Benfica también le empató al final) y dio la impresión de que River se empezó a pinchar al ver en el estadio los goles que llegaban desde Los Ángeles (Monterrey goleó allí 4-0) durante su juego ante el Inter, que terminó de desplomarse cuando se quedó con un futbolista menos a los 20 minutos del segundo tiempo. Los brasileños también mostraron sus fortalezas: los finalistas del Mundial de Clubes cayeron en primera fase a manos de Botafogo (1-0 al PSG, para quebrar un récord de 13 años sin triunfos sudamericanos sobre europeos en esta competencia) y Flamengo (3-1 al Chelsea) mientras que Fluminense despachó al Inter en octavos y llegó hasta la semifinal, donde perdió con el campeón sufriendo dos goles de un futbolista nacido de sus entrañas, João Pedro.

La unidad futbolística latinoamericana

Muy notoria en las redes sociales pero intensamente vivida al interior de los hogares de esta región, se fue forjando una unidad futbolística latinoamericana de parte de los hinchas y torcedores de esta parte del mundo. Sus expresiones más visibles fueron los memes y los artificios digitales que coparon la virtualidad -especialmente X- con apoyos mancomunados y festejos ante las alegrías que entregaban los equipos representativos de Latinoamérica. Las cuentas de los clubes rápidamente se hicieron eco de esta alianza continental de fanáticos y fue posible ver creaciones que quedarán para el recuerdo, como una emotiva publicación de Fluminense tras eliminar al Inter en la cual se veía al argentino Germán Cano tomando mate con la camiseta del Flu y mirando al foco mientras una leyenda decía: “¿Cómo voy a tener miedo? Si nací Latinoamericano”. Para muchos y muchas, así, la ilusión del Mundial de Clubes terminó con la eliminación del equipo carioca ante el Chelsea, que fue doblemente dura porque se materializó con dos gritos de gol… de un latinoamericano.

Estrellas mundiales y abanico de tácticas

El mundo del fútbol suele tener que esperar cuatro años para ver cruzarse, durante un mes de acción al más alto nivel, a los mejores jugadores del planeta y a entrenadores de los más reconocidos trabajando sus tácticas. El torneo que se disputó en Estados Unidos entregó esa posibilidad en buena medida -no estuvieron todas las estrellas porque algunos equipos no clasificaron- y por primera vez a nivel de clubes, instancia que moviliza fervorosas pasiones identitarias.

La calidad argentina

Más allá del trofeo alzado por el argentino Enzo Fernández -el primer futbolista en ser simultáneamente campeón mundial a nivel clubes y a nivel selecciones-, el fútbol de este certamen volvió a dejar al alcance de nuestros ojos la entrega y la calidad de los jugadores de nuestro país. Además del despliegue del ex River, tuvieron un buen Mundial de Clubes, entre otros, Lionel Messi -con un exquisito gol de tiro libre en la victoria sobre Porto-, Lautaro Martínez -dos gritos para el Inter- y Ángel Di María -uno de los goleadores del torneo, con cuatro tantos-, en su despedida del fútbol europeo.

Un torneo que se llevó todas las miradas

Los 63 partidos vividos entre el sábado 14 de junio y el domingo 13 de julio entregaron muchas emociones, pero concretamente ofrecieron un total de 195 goles, un promedio nada desdeñable de tres gritos por encuentro. Aunque tuvo sus detractores -con Javier Tebas, presidente de LaLiga española como principal referente-, el atractivo futbolístico de este torneo no puede compararse con las anteriores expresiones de la competencia (las jugadas en 2000 y entre 2005 y 2023) ni ha generado el mismo interés. Prueba de ello son los números de rating que calentaron las pantallas en todo el mundo, incluso en Europa: en España, según informa el medio elDiario.es, las mediciones de la TV abierta fueron superiores en la final del Mundial de Clubes que en la final de la Champions, el máximo torneo europeo, con un promedio de 316 mil televidentes más visualizando el certamen intercontinental.

El calor, un factor a considerar

Las altas temperaturas (o mejor dicho, su no contemplación) fueron un aspecto negativo del Mundial de Clubes que se va. La imagen de Enzo Fernández desplomándose en el césped del MetLife Stadium a causa del excesivo calor será un recordatorio, para los organizadores de la Copa del Mundo del año próximo, de un problema que deberán atender y resolver. «Creo que nunca jugué con tanto calor y, para ser honesto, creo que no es saludable, pero conseguí continuar y el equipo también“, le contó al medio portugués A Bola Andreas Schjelderup, jugador del Benfica, luego de enfrentar al Bayern Munich. Si bien entrenadores y jugadores manifestaron que el torneo les quitaba tiempo de descanso de sus muy concentrados calendarios, fue el calor la queja más masiva. “Jugar a esa temperatura es muy peligroso“, dijo Fernández, quien también hizo su crítica con razones del ”espectáculo, para la gente que viene a disfrutar al estadio y la que lo ve en la casa: la velocidad de juego no es la misma, todo se hace muy lento“.

El adiós temprano de River y Boca

La eliminación de Boca y River en la fase de grupos del Mundial de Clubes fue una noticia que el fútbol lamentó. Y, a criterio de esta cronista, ambos equipos estuvieron cerca de meterse en octavos de final: River mereció ganarle a Monterrey y se topó con la perfecta actuación de Esteban Andrada, y Boca estuvo a escasos minutos de conquistar una valiosa victoria sobre Benfica y un empate ante el poderoso Bayern Munich, antes de jugar ante el débil Auckland un partido cuyo segundo tiempo afrontó prácticamente en su totalidad a sabiendas de que ya estaba eliminado.

Sonrisas y abucheos para Donald Trump

Quizás el principal aspecto negativo del Mundial de Clubes sea la figura de Donald Trump, presente de principio a fin en el certamen que albergó el país que preside. Si el torneo sirvió desde el comienzo para desviar la atención de su represiva y violenta política anti-inmigratoria (esa misma que, seguramente, alejó a muchos residentes de los estadios por temor a las redadas), la imagen del magnate se sintió cada vez más fuerte en torno a la competición. Desde su foto con el plantel de la Juventus en la Casa Blanca -en una charla en la que no escondió su misoginia y su transodio- hasta su ridículo protagonismo durante la premiación al Chelsea -cuando no dejó solos a los jugadores para levantar el trofeo-, el líder de ultraderecha marcó también la cancha del fútbol, un deporte que lo recibió con sonrisas desde sus altas esferas pero con silbidos y abucheos cuando lo mostraban desde las pantallas.

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