sábado, 28 junio, 2025

Profético, Orwell parece hablarle al presente

Visionario, valiente y con una experiencia vital que muchos envidiarían, el novelista y periodista británico George Orwell (1903-1950) supo desde la infancia que quería ser escritor. “Dejando a un lado la necesidad de ganarse la vida, creo que hay cuatro grandes motivos para escribir, al menos para escribir prosa”, sostuvo en Por qué escribo, ensayo de 1946. Esos motivos eran el puro egoísmo, el entusiasmo estético (“Más allá del nivel de una guía ferroviaria, ningún libro está completamente libre de consideraciones estéticas”), el impulso histórico y el propósito político (“La opinión de que el arte no debería tener nada que ver con la política es en sí misma una actitud política”). Su obra envuelve, no sin tensiones, los cuatro factores.

El miércoles pasado, día en que se conmemoró el 122° aniversario de su nacimiento como Eric Arthur Blair en la ciudad india de Motihari (en ese entonces bajo dominio británico), concluyó el Festival Orwell que se realiza en el University College de Londres, sede del Archivo Orwell, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fueron premiados el escritor irlandés Donal Ryan y la periodista ucraniana Victoria Amelina, que murió en 2023 a causa de un ataque ruso a Kramatorsk.

Sus dos grandes novelas políticas, Rebelión en la granja y 1984, consideradas a la vez alegorías, distopías y “profecías totalitarias”, fueron y siguen siendo leídas como visiones críticas del estalinismo y de las autocracias en el mundo. En 1984, que Orwell escribió mientras estaba gravemente enfermo de tuberculosis, lemas del Partido Único que custodia Gran Hermano (“Guerra es Paz”, “Libertad es Esclavitud”, “Ignorancia es Fuerza”, “El objeto del poder es el poder”) parecen haber sido formulados por líderes contemporáneos.

“A pesar de sus críticas mordaces acerca de PEN Internacional en su ensayo ‘La prevención de la literatura’, Orwell y la organización que integro han sido compañeros de ruta en la denuncia a los ataques a la libertad de expresión desde lo más abyecto del pensamiento totalitario –dice el escritor Gabriel Seisdedos, presidente de Centro PEN Argentina–. La actualidad de su obra es pavorosa en momentos en que aquí y en otras partes del mundo se utiliza la palabra libertad para justificar la impiedad frente al que se atreve a cuestionar”.

Portada de «Homenaje a Cataluña», de George Orwell

Recientemente, Ediciones IPS publicó uno de los clásicos orwellianos de no ficción: Homenaje a Cataluña. “La crónica sobre su participación en la Guerra Civil Española es al mismo tiempo un documento histórico y una interpelación al presente, en un mundo convulsionado y en decadencia, sumergido en crisis, guerras y genocidios –dice el editor Daniel Lencina, que hace poco presentó la obra, que tiene ilustraciones de Iara Rueda–. La reflexión de Orwell es muy clara: si no se liquida toda desigualdad, el fascismo triunfará e incrementará esas desigualdades hasta empujar a la humanidad a la barbarie. En Homenaje a Cataluña leemos un relato vivo sobre cómo es una revolución obrera por dentro y, lejos de todo romanticismo, el autor relata sus contradicciones y desafíos. Muestra también el rol del estalinismo, que sepultó la revolución iniciada en julio de 1936”.

Orwell viajó a España a finales de 1936 y se alistó para luchar en el POUM, un partido comunista antiestalinista. En combate, recibió un disparo en el cuello y, tras la declaración del POUM como organización ilegal, tuvo que huir del país a mediados de 1937. Por sus críticas al comunismo soviético, que en ese momento era bien visto en los círculos de intelectuales, la casa editorial de Orwell (Gollancz) no quiso publicar el libro, que apareció en 1938 en el sello Secker & Warburg. “Cinco cosas son importantes en la guerra de trincheras: la leña, la comida, el tabaco, las velas y el enemigo”, remarca el cronista.

“Los lectores se verán transportados a las barricadas, al frente de batalla en las sierras de Alcubierre, en las heladas trincheras donde enfrentaban al franquismo –señala Lencina–. En esa experiencia se nutrió su imaginación, que lo llevó a escribir Rebelión en la granja y 1984. Sin embargo, a pesar de la derrota de la Revolución española, Orwell no perdió la esperanza en un mundo sin injusticias ni desigualdades. Eso lo vuelve un escritor imprescindible”.


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