lunes, 7 abril, 2025

Pobreza: de qué dependerá que el 38,1% no se convierta en un nuevo piso

De acuerdo con las cifras oficiales, 962.502 personas salieron de la pobreza entre el segundo semestre de 2023 y el mismo período de 2024, mientras que más de un millón dejaron de estar en situación de indigencia. En Chaco, la provincia con mayor porcentaje de personas con estas realidades, los números también arrojaron resultados alentadores: la pobreza bajó del 65,2% al 60,8%, y los niveles de indigencia, del 24,4% al 22,4%.

Pero en el comedor de Graciela, ubicado en la ciudad de Sáenz Peña de esa provincia, las mejoras en los porcentajes todavía no se notan. De hecho, durante el último año –y aunque tiene un cupo máximo–, pasaron de atender a 75 a ocuparse de 85 familias, según comentó a PERFIL. Adaptaron las raciones para una concurrencia que cambió en número y en composición: hasta 2024 asistían a una sola persona jubilada. Ahora la norma sigue siendo una mayoría de niños y familias completas, pero los representantes de la tercera edad son seis.

La explicación de esta falta de correspondencia entre las estadísticas y la realidad podría estar en la forma en la que se mide la pobreza en Argentina. Tal como señaló en una nota de PERFIL Juan Ignacio Bonfiglio, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el cálculo que realiza el Indec está basado en los ingresos. “Si la pobreza se mide en estos términos, cuando hay una volatilidad tan fuerte como la que tuvimos desde mediados de 2023 y los primeros meses de 2024, hay desajustes en el corto plazo que pueden generar un incremento muy fuerte de la pobreza, que puede estar sobreestimado. Y cuando todo ese proceso se frena, que es lo que sucedió, ese nivel de pobreza tiende a bajar. Ese descenso de la pobreza puede estar sobreestimado también”. Además, detalló, la pobreza medida por nivel de salarios deja fuera del análisis el acceso real a bienes y servicios básicos, como la educación, una vivienda digna o la salud. Puesto en esos términos, y según los últimos datos del Observatorio, la pobreza multidimensional pasó del 39,8% al 41,6% de 2023 a 2024.

“El dato de pobreza no está subestimado, sale correctamente de la metodología empleada”, explicó a este medio Hernán Herrera, investigador del Instituto Argentina Grande (IAG). “Nuestros estudios indican que hay, contra el primer semestre de 2024, una baja del desempleo, producto de que se pasaron los efectos de la devaluación y hubo alguna recuperación. Es lógico que la pobreza sea inferior que en el primer semestre”.

Por otro lado, destacó que “resulta lógico que la Argentina haya tenido niveles de pobreza y recuperación económica acordes con otro flujo del sector externo. El hecho de que no haya sequía y de que haya habido un flujo de dólares que permitió ordenar algunas variables hace que tengamos una pobreza que puede estar bajando respecto de momentos en los que el sector externo estaba completamente roto”, agregó.

En ese sentido, “el único éxito que tiene el Gobierno es haber estabilizado el sector externo, que lo logra con ajustes muy grandes. La devaluación fue un ajuste muy grande, la motosierra sobre la obra pública fue tremenda: termina el año con una caída que supera el 70% en total; comparada con 2023, la industria cae casi un 10% en todo 2024, todos estos factores hacen que estemos poniendo un piso de pobreza, no un techo”, afirmó.

Que el 38,1% de pobreza que informó el Indec sea un piso o un techo dependerá de la evolución de otras variables, además de la inflación y los ingresos. “Este dato lo único que nos dice es que hay una mejora respecto del primer semestre de 2024, pero no nos dice mucho respecto de qué está pasando estructuralmente”, detalló.

“El resto de los datos no le dan bien al Gobierno: industria, construcción e ingresos de la sociedad, que obviamente mejoran, pero hasta niveles que se comparan con noviembre de 2023”.

En resumen, la última medición no resulta suficiente para mostrar una tendencia, sino “la salida del shock inflacionario después de la devaluación”.

“La pobreza por ingresos es muy volátil a los movimientos de precios e ingresos. En diciembre de 2023, con la devaluación, se disparan los precios de alimentos de inmediato, pero no así los salarios que, encima, se miden con un mes de atraso. Dicho de manera sencilla: era evidente que la pobreza iba a reducirse”, aseguró el economista Hernán Letcher.

En cuanto a la cuestión metodológica, resaltó el mayor peso relativo que deberían tener los servicios en la determinación de la canasta básica total, con la que se mide la pobreza. “En los últimos meses, estos rubros han tenido incrementos muy superiores a los de los alimentos, pero este cambio no se refleja adecuadamente en el coeficiente que determina la canasta básica. Como consecuencia, una mayor cantidad de hogares aparece por encima de la línea de pobreza, incluso cuando sus ingresos no han tenido un crecimiento significativo”. Y, “si no hay una mejora en los ingresos reales, la pobreza no va a bajar”.

A largo plazo, ninguna de las variables que ayudaron a la disminución de la pobreza resulta en una reducción de los problemas estructurales. “El aumento de la AUH vino a ponerle un colchón a la indigencia. Sin embargo, no es un factor determinante. Justamente cuando uno habla de pobreza estructural, está hablando de un país que tenga productividad en su economía”, subrayó Herrera.

En el comedor de Graciela, que comenzó a trabajar en 2011, las necesidades son las mismas que entonces: principalmente, un techo que los cubra del frío y de la lluvia, y que les permita cocinar y atender a cientos de personas. Además de un plato de comida, se ocupan de otras necesidades con los recursos de los que disponen: la educación a través de talleres de apoyo escolar y oficios.

“Acá con lluvia igual se cocina”, afirma mientras comparte un video de hace unos días, con el terreno inundado. “Necesitaríamos un salón, un baño, un lugar donde se puedan quedar los chicos y comer en un ambiente confortable”.

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