El presidente Javier Milei se cansa de repetir que el programa económico que lleva adelante su Gobierno es «el más exitoso hasta la fecha». Raro. Su desesperación por llegar a un acuerdo con el FMI, la sangría de divisas del Central para sostener el tipo de cambio (y evitar una devaluación que acelere los precios), demuestran que poco tiene de exitoso.
Este viernes hubo dos malas noticias económicas para Milei y Luis Caputo: la inflación de febrero subió a 2,4%, y el Banco Central vendió U$S 474 millones de sus reservas, es la mayor cantidad de divisas en lo que va de 2025, y el segundo, no solo de la era Milei (el 26 de diciembre pasado dilapidó U$S 599 millones, cuando importadores aprovecharon el fin del Impuesto PAÍS para acceder al MULC), sino desde fines de octubre de 2019.
El Gobierno esperaba que la inflación perfore el 2% mensual, pero en febrero aumentó a 2,4% impulsada por el salto de los precios de la carne y por los aumentos de los alquileres. Este incremento es la consecuencia de la derogación de la ley de alquileres que hizo Milei y empeoró las condiciones para alquilar a los inquilinos.
El presidente justificó el dato de la inflación con un ridículo argumento “si limpiamos el efecto puntual de lo que ha pasado con la carne, la tasa de inflación hubiera sido del 1,8%”. Como señalaron varios especialistas, esto significa que si eliminamos el rubro que aumenta pues claro que la inflación será menor. Otro pase de magia en los números que presenta Milei.
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Además hay que recordar que índice de precios al consumidor (IPC) está atrasado por la canasta de consumos que analiza y se subregistra la inflación por la falta de una actualización metodológica del Indec, que el Gobierno demora. Lo que también impacta en el poder de compra de los salarios, jubilaciones y programas sociales, si se actualizara la inflación la pérdida sería mayor.
Sigue la sangría de reservas
Las reservas del Banco Central están en rojo. Tras la mayor venta de divisas del año que realizó este viernes la autoridad monetaria terminó la semana con una caída de U$S 14 millones de las reservas brutas internacionales. Esta intervención oficial es para mantener el tipo de cambio del billete verde tanto en el mercado oficial como en los paralelos legales.
La cuenta corriente del balance cambiario es deficitaria desde junio y en enero el déficit fue de U$S 1.656 millones, según el informe del balance cambiario del Banco Central. Esto quiere decir que salen más dólares de los que entran al país.
En tanto, esta semana los contratos a dólar futuro empezaron a ser más demandados. Los contratos a julio subieron hasta $1.177,5; mientras que los de agosto cotizaron a $ 1.200. Según trascendió en los medios, la presión sobre el dólar se explica porque bancos y empresas quieren billetes verdes por las dudas alrededor de la negociación del acuerdo con el FMI. Se espera que el Fondo presione por acelerar el ritmo de minidevaluaciones mensuales y el tipo de cambio sea más alto, en la actualidad el crawling peg es del 1% mensual. Es decir, esperan una devaluación mayor.
En este contexto, Donald Trump agregó más ruido a la economía mundial, ya comenzó la implementación de los aranceles y se habla de una recesión en Estados Unidos. Tampoco son buenas noticias para Javier Milei y “Toto” Caputo, ya que habrá mayor inestabilidad y presión sobre el dólar.
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El Gobierno se muestra prepotente con los jubilados y ratificó la represión para avanzar con su plan de ajuste. Pero es un plan que tiene pies de barro como se demuestra con la falta de dólares y una inflación que no está domada. La desesperación oficial queda en evidencia en la búsqueda de un acuerdo con el FMI. Esta semana se conoció el DNU para pactar una nueva hipoteca con el organismo (sin pasar por el Congreso) aunque no se publicó la letra chica ni las exigencias del Fondo. Milei y Caputo imploran a Kristalina Georvieva para que lleguen pronto los dólares. ¿Podrá el Gobierno pilotear las presiones cambiarias y evitar un salto del dólar? Esperar y ver.
Una vez más la llegada de los dólares del Fondo no serán para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. Son divisas para garantizar los pagos de la deuda, del mismo FMI, y otra parte la rifará “Toto” Caputo como ya lo hizo durante el macrismo para financiar la fuga de capitales. ¿Qué hacer? Es posible escribir otra historia, la pelea de los jubilados, la resistencia que se vio en las calles el pasado miércoles en rechazo al ajuste muestran otro camino: hay que rechazar el acuerdo del Fondo y enfrentar el saqueo en curso.
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