viernes, 21 febrero, 2025

Madrid fue copy and paste, Barcelona trajo efectos secundarios y hallaron una luz con un jamón de sandía: Dejar de idealizar

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Aunque se llama Cynthia, ella siente que es Ase desde siempre, un nombre que significa mucho más de lo que aparenta, y se empareja bien con sus pasiones por el arte textil y la producción, así como su faceta de curadora, creativa y guionista.

Allá a lo lejos, por el año 2018, Ase decidió morir para renacer, aunque no lo hizo sola. Tal vez, sola no se hubiera animado a dejar su universo conocido atrás. El deseo de volar se puso en manifiesto junto a su pareja de toda la vida, Lisandro, un hombre con el cual caminó a la par desde sus 18 años.

Ambos, creativos, ya llevaban cuatro años de casados y toda una vida profesional sobre ruedas, cuando se animaron a lanzarse al vacío: “Él tenía su propia distribuidora de cine, yo mi trabajo como creativa en un canal y habíamos conformado una familia (ensamblada porque mi pareja tiene una hija de 18 años) con una perrita y dos gatos”, cuenta Ase.

Un destinos inesperado para humanos y mascotas…@asesinasuarez

A pesar del confort aparente, la pareja decidió que aún estaba a tiempo de armar las valijas, llevar a sus mascotas con ellos y volver a empezar en otro país para explorar esa curiosidad respecto a otros rincones del mundo que vivía en ellos.

Y así, con los papeles en orden, volaron hacia Madrid creyendo en un `para siempre´, sin imaginar que aquel sería apenas el comienzo de un periplo que los empujaría a dejar morir espacios una y otra vez, a desafiar un vínculo que siempre creyeron invencible, y a culminar allí, donde el corazón late mejor sin atarse a un `para siempre´.

Cuando arribaron en España, en el pasado ya habían hecho ese viaje típico por algunas de las ciudades tradicionales: Roma, Berlín, París, Ámsterdam, Londres y Madrid, que les robó el corazón: “Algo de la similitud a Buenos Aires, la gente es súper buena onda, el ambiente, el idioma, el sol y el frío, todo parecía convertirla en la ciudad `copy paste´ perfecta para migrar sin padecer extrañitis”.

Por ello, cuando en noviembre de 2018, decidieron empezar una nueva vida en Europa, la elección de Madrid fue obvia. Sin embargo, apenas duraron un mes. Aquello mismo que les había fascinado – las similitudes con Buenos Aires – terminaron por abrumarlos al poco tiempo.

“Nuestros amigos trabajaban muchísimo y salían tarde de sus trabajos, estaban pasados de estrés, el plan era todos los días ir a tomarse una, dos, tres o más birras, volver a casa, no cenar e irse a dormir para volver a empezar en piloto automático y nosotros estábamos cansados de todo eso”, confiesa Ase.

Lisandro (@lisandroilla) y Ase. @asesinasuarez

De inmediato, pensaron en Barcelona. Allí consiguieron un trabajo como entrenadores de la voz de la inteligencia artificial de Google, y Ase creía que quizás una ciudad con playa y montaña era lo que les pedía la psiquis. Dispuestos a volver a empezar una vez más, y con un plan de bienestar en mente, tomaron todos sus ahorros y buscaron lo que parecía imposible: un departamento precioso y grande, que los hiciera sentir cómodos como en Buenos Aires. Conseguirlo fue una odisea, ya que apenas los agentes escuchaban el acento, los removían de la prioridad para ir a visitar las viviendas. Sin embargo, tras mucha perseverancia, lo lograron.

Al poco tiempo, un nuevo revés los sorprendió, aunque esta vez no tenía que ver con las similitudes culturales. Lo cierto fue que el trabajo duró pocos meses y el departamento se hizo difícil de costear. Y ubicado en un barrio turístico, trajo muchos `efectos secundarios´.

“Al principio parecía un planazo vivir ahí y después fue escuchar los ruiditos de las ruedas de las valijas de los turistas o los grupos de borrachos de países nórdicos que usan Barcelona de `gran boliche´ porque para ellos España es muy barata, nos obligaron a usar tapones para los oídos para dormir”, cuenta Ase.

“Pero su ubicación era una oportunidad para alquilar habitaciones para hacer ingresar dinero. Hasta ahí venía duro pero soportable, aunque nos fuimos de Argentina estando súper bien en nuestros proyectos y ahora recurríamos a esta solución sin nunca haber convivido con extraños o amigos, pero al menos teníamos esa posibilidad”, continúa.

Se mudaron a un barrio turístico…

Durante un año pudieron sobrellevar las vueltas de la particular convivencia. De hecho, al compartir con otras personas, la dinámica trajo consigo mucho aprendizaje. La búsqueda de trabajo, mientras tanto, fue compleja. No contaban con una trayectoria profesional o contactos en la ciudad, y tuvieron que moverse mucho hasta dejar de ser los nuevos en el ambiente y conocer gente `del palo´.

“Logramos autogestionarnos como productores creativos ad honorem y hacer juntos una exhibición de ilustraciones de cincuenta artistas de todo el mundo”, revela Ase, cuya muestra NO PLANET NO FUN fue tan aclamada, que la repitieron en Japón, donde vivieron por un mes. “Al volver y vernos sin un trabajo estable decidimos que lo mejor para nuestra economía era alquilar las habitaciones que teníamos disponibles por día y a turistas… ¡Una auténtica esclavitud moderna convertirte en host cada dos días!”, asegura.

Su proyecto `esclavo´ apenas duró un tiempo breve. El nuevo revés fue la pandemia, ese evento que golpeó al planeta, donde todas las reservas se vieron canceladas y con ellas, Ase, al igual que su pareja, se quedó sin recursos económicos

La situación financiera había colapsado, pero había un recurso infinito: el creativo, que jamás podría morir. Ase supo que era tiempo de forjar su faceta de artista textil y microinfluencer. Sus esfuerzos constantes comenzaron a rendir mayores frutos hacia el final del confinamiento, cuando empezaron a llegar a sus manos proyectos de producción. Lisandro, mientras tanto, optó por desarrollar su emprendimiento de gastronomía vegana con la creación de un producto casi inverosímil e increíble: jamón serrano de sandía.

Tanto fue el entusiasmo en torno al producto, que cuando se abrieron las puertas de España, aún en pandemia, decidieron que su proyecto iría mejor en Alemania. Se mudaron a Colonia de la mano de un amigo entrañable que trabajaba en una cooperativa gastronómica que les prometía trabajo a ambos: a ella en comunicación de la marca, y a su pareja en la elaboración de sus productos originales veganos.

“Pero era un cartón pintado. Pagaban 4,30€ la hora tras esa cortina de `cooperativa´. Nos defraudamos con tan solo tres meses de estar en Köln y ya nos habíamos ido económicamente afectados de Barcelona, no queríamos volver. Berlín parecía ser una buena opción, por ser la segunda ciudad con más veganos del mundo y teníamos a otro de nuestros mejores amigos viviendo allá hace muchos años”, explica Ase.

Junto a su hija del corazón, en Berlín.@asesinasuarez

Y así fue como Berlín se transformó en su nuevo hogar, en tiempos donde todavía no habían dejado de creer en el `para siempre´. En la capital alemana, Ase seguía trabajando remoto para Barcelona, mientras su pareja se especializó en gastronomía, donde pasó por restaurantes veganos de todo tipo, mientras buscaba inversores para su producto: “A mí me daba mucho miedo el idioma y francamente me sentía cómoda trabajando desde mi casa y viajando a Barcelona si era necesario”, agrega Ase.

En Berlín, por fin, hallaron la estabilidad perdida. En poco tiempo lograron un equilibrio espiritual y económico, similar al que habían dejado en Argentina atrás. Pero esa vida nómade que nunca imaginaron tener, parecía perseguirlos. A pesar de su bienestar, Ase supo que no podían rechazar la maravillosa oportunidad que le había llegado a su marido: trabajar en Copenhague con el chef más famoso del mundo: René Redzepi de Noma y Popl.

Una vez más, metieron todo en valijas y cajas, y se mudaron en tren: “Pero la esclavitud que requería el trabajo de mi pareja nos empezó a afectar a los dos. El dolor físico que tenía y las poquísimas horas que podíamos estar juntos, más el invierno en verano, nos hicieron mirar de nuevo a Barcelona con otros ojos y yo estaba cada vez más `enraizada´ a la ciudad. Volvimos a Cataluña. Y debo decir que a partir de ahí, nos cambia la vida”.

Dinamarca, un período difícil en sus vidas.@asesinasuarez

Lo que devino fue la caída. En aquel regreso, tuvieron que afrontar dolores que desgarran el alma, una sucesión de eventos desafortunados – la pérdida de un bebé, la muerte de una madre-, que los distanciaron, y los llevaron a un camino introspectivo en los que hubo otra muerte y otro renacer. “Finalmente, nos hizo reinventarnos, como pareja y como equipo”.

Casi siete años transcurrieron desde que Ase, junto a su pareja, decidió salir a explorar el mundo. Actualmente están allí, donde desde un comienzo quisieron estar, amigados con los aires argentinos. Madrid hoy es su hogar, un rincón en el mundo donde acaban de ser papás de una bebé hermosa.

Y en la capital española, también le dieron vida a un proyecto que une las habilidades de ambos: su primera galería de arte culinario del mundo: MORFO Galería.

A Argentina, mientras tanto, la abrazan con amor, aun a pesar de no compartir su política actual bajo ningún punto de vista: “Pero sigue siendo mi fuente de calor. La extraño como cuando extrañás a una abuela, la quiero como quiero a mi mamá y la disfruto cada vez que voy como si fuese una amiga”.

“No me cabe la menor duda de que mi casa es Argentina y que probablemente las vueltas de la vida nos harán volver a casa, esta vez con una galería de arte y una bebé”, continúa Ase.

Y en la capital española, también le dieron vida a un proyecto que une las habilidades de ambos: su primera galería de arte culinario del mundo: MORFO Galería.@asesinasuarez

“Nuestras familias y amigos no se extrañaron de vernos tan `nómades´, aunque a mí no me resonaba. Todas las veces que me mudé creí que viviría en esos lugares `para siempre´. Pero no todo lo que brilla es oro y ningún plan de crecimiento personal que perseguimos en cada ciudad a la que nos mudamos, fue suficiente para hacernos quedar. Eso sí, me volví una romántica especialista en armar y desarmar hogares, hacerme amigos entrañables y ganarme un lugar dejando mi marca”.

“Vivir afuera me hizo dejar de idealizar cualquier ciudad y confiar en que donde yo quiera estar puedo estar, pero donde quiero estar es Argentina”, concluye Ase, cuyo apodo es una abreviación de su alter ego, “Asesina”, un nombre que le da valor para morir y renacer, y que dice que la hace fuerte frente a la blandura que la identifica.

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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a [email protected] . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.

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