En un artículo publicado en la revista Seúl, Hernán Iglesias Illia aseguró que el PRO y La Libertad Avanza (LLA) deben ir separados en las elecciones de 2025. “Fusionarse dentro de un partido nuevo que no tiene tanta identidad es cerrar una etapa”. Además, observó que Cristina Kirchner estaría en contra de la creación de una coalición progresista. “Ahí está el gran problema”, señaló en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Hernán Iglesias Illia es periodista y editor general de la revista digital Seúl. Fue subsecretario de Comunicación Estratégica de Jefatura de Gabinete durante el gobierno de Cambiemos, donde estuvo a cargo de la comunicación de las políticas públicas de Mauricio Macri.
Hace poco declaraste que “La Libertad Avanza cree que va a hacer la revolución sacando sólo el 30% de los votos en la elección”. ¿Cuánto de ese apoyo es inmanente y cuánto es hubris del empoderamiento posterior de ver que la economía manda señales positivas y se cree más de lo que puede?
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Creo que es un poco de las dos cosas. Los ciclos de cuatro años de un mandato presidencial siempre generan tendencia a fanfarronear al principio porque se abren muchas líneas y todavía no tiene que cerrar ninguna. Es normal que en este momento el oficialismo crea que a pesar de que sacó el 30% de las elecciones generales del año pasado, pueda sacar el 50% en las elecciones del año que viene. En términos históricos, eso es inalcanzable.
Desde la vuelta de la democracia, Alfonsín, Menem y Macri fueron los presidentes a los que mejor les fue en las elecciones de medio término, y todos casaron 42 o 43 puntos, por lo que sacar 50 o más sería algo muy distinto a nuestra historia democrática.
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Si sacaran 42 o 43 puntos igual sería un triunfo arrollador…
Igual sería una gran elección. Me parece que ellos distorsionan la oferta política y cómo se llevan con los demás por un sueño inalcanzable. Si se pusieran como objetivo sacar el 40%, que igual es un montón y los ayudaría a mejorar en el Congreso, que para eso son las elecciones de medio término, sería una cuestión menos conflictiva.
¿Cuánto sacaría el PRO y cuánto de ese 40% sería voto del PRO, del radicalismo o de otros partidos? ¿Cómo te imaginas, si ellos sacasen el 40%, cómo tendría que reconfigurarse el mapa electoral en el resto de los partidos políticos?
La tesis principal de mi artículo era que el PRO tiene que ir separando a LLA porque creo que si el PRO quiere ser partido a largo plazo, tiene que acostumbrarse a que va a haber mejores épocas y peores épocas. Me parece que fusionarse dentro de un partido nuevo que no tiene tanta identidad, o que no es parte de la cultura política, es cerrar una etapa y el PRO tiene mucho para dar.
Si uno lee las elecciones de octubre de 2023 y suma los votos de Patricia Bullrich y Javier Milei, quiero decir, la coalición del ajuste, y en total sacaron 53, 54 puntos, si el oficialismo saca esos 40, el PRO podría sacar buena parte del resto, 10, 12, 14 puntos.
Estamos hablando muy en el aire, es difícil de decir, pero creo que incluso al Gobierno le conviene que la coalición reformista de apoyar el rumbo económico, sea la que saque más de 50.
Lo que decís es que para completar el 50%, lo que necesitan es ir separados.
Sí, y que aparezcan también otros candidatos, como los radicales del interior, que han mostrado diferencias con el radicalismo porteño, o los propios gobernadores peronistas.
¿Ves una atomización en todas las demás fuerzas, excepto que se mantendría unida la de La Libertad Avanza?
Sí veo una atomización en el peronismo. Lo veo muy federalizado en partidos provinciales, por lo menos en esta elección. Cristina puede ser la presidenta del partido, pero al revés de otros años, no veo que ella pueda decidir la lista de Tucumán, por ejemplo, o la lista del peronismo de Mendoza, o la lista del peronismo de Río Negro, como venía siendo históricamente. Va a subir gente, pero supongo que ahora los distritos provinciales más empoderados van a decir: «voy a poner a quien se me cante las ganas, o arreglamos», pero no creo que Cristina pueda hacer las listas como lo venía haciendo.
¿Y los ex socios del PRO en Cambiemos? ¿Cómo te imaginas el futuro del radicalismo en esa fragmentación que vos decías?
No lo sé. Es cierto que el radicalismo, como dice Andrés Malamud, tiene dos almas: una más porteña, progresista, socialdemócrata, y una del interior, más conservadora y más moderna en lo económico. Estados dos almas han logrado convivir todas esas décadas, y ahora, otra vez, parecen al borde de una fractura. Los bloques en Diputados están partidos.
Y después habrá que ver cómo se combina eso con lo que se habla Horacio Rodríguez Larreta o los de Espacio Federal. A ese espacio le ha costado mucho en los últimos años, no solamente sacar buenos resultados en las elecciones, sino también ordenarse como una fuerza propia. En una elección de medio término, donde cada distrito cuenta, quizás intenten tener una oferta en la provincia de Buenos Aires, donde hay más diputados para agarrar, pero no los veo haciendo una opción nacional, por lo menos en 2025.
Esa idea de que hay dos componentes dentro del radicalismo, uno más progresista y otro más conservador, de alguna manera se reproduce en todos los partidos. Pareciera que en cada uno de los sectores nos encontramos con un sector más progresista, más moderno cívicamente, y un sector más conservador, más moderno económicamente. Se reproduce, salvo en La Libertad Avanza, en el radicalismo, el PRO, como el peronismo..
La Libertad Avanza también está dividida, solo que como están en el Gobierno tiene muchos incentivos para mantenerse unidos. LLA tiene una beta libertaria muy fuerte y otra beta nacionalista católica muy fuerte. Hoy conviven más o menos porque la vicepresidenta parece aislada del gobierno.
Pero ninguna es progresista. ¿No podrán, en un futuro, aliarse todos los que comparten un espíritu más moderno económicamente y un espíritu más moderno cívicamente? ¿Crees que en algún momento el Big Bang que produjo la emergencia de Milei en la presidencia no pueda crear una reagrupación, aunque estén en partidos distintos?
Ahí está el gran problema. El obstáculo para que se una el progresismo es Cristina. Ella no va a querer. Ojo, lo mismo pasaba durante el gobierno de Macri. Mucha gente que odiaba a Cristina, incluyendo a Alberto Fernández y muchos de los gobernadores que hablaban pestes de Cristina, como el de Entre Ríos o el de Chaco, terminaron yendo bajo su ala. Puede pasar, pero no creo que sea una opción progresista. En todo caso, sería una opción peronista populista tradicional kirchnerista.
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Lo mejor para Milei es que Cristina tenga larga vida…
A ella le cuesta construir por fuera. Me parece que antes lo hacía, como con Cobos, pero hace mucho tiempo que no lo hace.
Claudio Mardones: En tu artículo destacás otro elemento que se habla mucho en privado: La Libertad Avanza ha mostrado ser un partido que a pesar de su éxito, expulsa tanta gente como atrae. ¿Qué puede pasar con el PRO si se queda solamente arriba de su propia bicicleta? ¿Puede que sean absorbidos por LLA?
El PRO se juega bastante en las elecciones del año que viene. Renueva 22 bancas de las 37, y seguramente pase de 37 a 30 en diputados. Creo que el PRO tiene que trabajar en su identidad y en volver a enamorar. Fueron dos años de una interna muy fuerte, y tiene que curar las heridas, o deben aceptar que el PRO cumplió su ciclo y tienen que sumarse a otra cosa.
El Gobierno apuesta a decir que no importa en qué partido estén: o aceptan las reformas, o no están. Pero se parten a todos los partidos, quedan muy debilitados. Aunque haya una coalición progresista, si no hay instituciones que lo puedan canalizar, se hace mucho más difícil darle volumen y poder.
El radicalismo renueva 25 bancas y cada vez les va peor en las encuestas. ¿Cómo resolver ese dilema? ¿Cuánto margen hay para diferenciarse del gobierno e ir con una lista sola teniendo?
El PRO la tiene un poco más simple porque apoyó el proceso de reformas del gobierno. El PRO le tiene que decir a sus viejos votantes que acompañan el cambio de rumbo económico, y que van a ser un vigilante del cambio para que sea más en el estilo del PRO. El radicalismo, cuyas autoridades se han enfrentado al Gobierno, tiene votantes que votaron a Milei. Es más difícil que mantengan a esos votantes.
Jaime Durán Barba dice que no es un tema de ideas, sino que se necesita un candidato. Él insiste en que el problema que tiene hoy la oposición no tiene otro candidato que no sea Cristina y que el candidato que le compita a Milei no puede ser ninguno de los políticos, sino un outsider distinto como Milei. ¿coincido con esa estrategia?
En principio sí. A veces el outsider no genuino no tiene mucha profundidad, pero es una pregunta más para 2027, porque en 2025 hay 24 elecciones distintas y que los candidatos locales tienen arrastre, pero no tienen que ser necesariamente outsiders.
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¿Para construir 2027 no hay que plantar la semilla en 2025, así como hizo Milei en 2021 para construir 2023?
Idealmente, sí pero muchas veces las elecciones de medio término han cambiado. Massa parecía el próximo presidente en 2013 y no lo fue. Me parece que las elecciones de medio término tienen un significado político, pero el significado fundamental es cómo queda el Congreso el año que viene. Eso no es menor porque puede cambiar muchas dinámicas actuales.
El Gobierno podría alcanzar un tercio de los diputados y con eso ya pueden sostener los vetos o los juicios políticos sin pedirle ayuda a nadie. Ese sería un cambio importante, aunque es difícil que lo haga.
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