viernes, 31 enero, 2025

Un colchón y arcos hechos con buzos: los increíbles métodos del Dibu Martínez para aprender a atajar

Desde chico, en su Mar del Plata natal, usó todo tipo de recursos para formarse bajo los tres palos. La historia de un futbolista que transitó un camino sinuoso hasta llegar a ser campeón del Mundo.

Dibu Martínez, el arquero que llegó a ser campeón del mundo con la Selección argentina utilizando increíbles métodos en su formación como futbolista. (Foto: AP)

Dibu Martínez, el arquero que llegó a ser campeón del mundo con la Selección argentina utilizando increíbles métodos en su formación como futbolista. (Foto: AP)

La historia del Dibu Martínez parece demostrar la teoría de que campeón del mundo no se nace, sino que “se hace”, a base de mucho esfuerzo y perseverancia. En ese largo camino a la consagración, el arquero de la Selección argentina recurrió a increíbles métodos para mejorar su manera de atajar.

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Un colchón y arcos hechos con buzos fueron herramientas indispensables en la formación de este gigante, que asombró al mundo con su capacidad para atajar y con una personalidad impresionante, que lo convirtieron en jugador clave y héroe en las definiciones por penales.

Alberto, su papá, advirtió que cuando Dibu daba sus primeros pasos en el fútbol infantil tenía una característica que lo perjudicaba: le costaba tirarse hacia su palo izquierdo. Entonces, en el patio de su casa de Mar del Plata, puso un colchón sobre ese lado y le pateaba hacia ahí para que empezara a tirarse sin ningún temor.

Con ese recurso casero, Dibu mejoró su aptitud para arrojarse sobre la izquierda y se fue transformando en el arquero completo que es actualmente. Pudo pulir ese defecto y, actualmente, al guardián del arco del Aston Villa lo vemos tirarse a las dos puntas con igual solvencia.

Dibu Martínez y los arcos hechos con buzos

No fue el único método increíble que tuvo la carrera de Damián Emiliano Martínez: en en el baby fútbol de Talleres de Mar del Plata, su ciudad natal, no abundaban los recursos económicos y la infraestructura para realizar los entrenamientos era precaria.

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En el último instante de la final contra Francia, Dibu le tapó un remate increíble a Kolo Muani.

Allí Roberto Gonzalo y Jorge Peta, dos exfutbolistas marplatenses devenidos entrenadores, se esforzaban por mejorar las condiciones técnicas de cada jugador, pese a las carencias.

“Entrenábamos con tres o cuatro pelotas, no teníamos conos, los arcos los hacíamos con buzos”, recordó Jorge Peta sobre aquellas tardes en las que se fue formando el arquero que llegaría a ser el mejor del mundo e ídolo de millones de argentinos.

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En el libro “Semilleros. La historia de los campeones del mundo en sus clubes de barrio”, hay un capítulo referido al Dibu que lleva el título “El triunfo de la locura”, y fue escrito por Juan Stanisci. Ahí se revela que por su envergadura física, a Emiliano querían ponerlo de 9, algo que él rechazaba.

No le daba miedo jugar con chicos más grandes, al contrario, lo motivaba aún más”, aseguró el técnico. Como no había una categoría para los de su edad, la única posibilidad era que jugara en la de su hermano, Alejandro, que era dos años mayor, y él lo hacía sin problemas.

En el mismo sentido, su padre contó que Dibu lo desafiaba: “¿Qué te pasa, gordito, tenés miedo? Pateame más fuerte, dale”, le pedía, convencido de que debía afrontar dificultades mayores si quería ser un futbolista profesional.

Dibu atajando un penal en la definición ante Países Bajos en el Mundial de Qatar. En su formación utilizó increíbles métodos y recurrió a un colchón en los entrenamientos para mejorar un defecto. (Foto: REUTERS/Kai Pfaffenbach)

Dibu atajando un penal en la definición ante Países Bajos en el Mundial de Qatar. En su formación utilizó increíbles métodos y recurrió a un colchón en los entrenamientos para mejorar un defecto. (Foto: REUTERS/Kai Pfaffenbach)

Juan Manuel Vuoso, DT de la categoría 92 de Talleres, contó en el mismo libro que Dibu “era un chico al que le encantaba entrenar, siempre predispuesto a lo que cualquiera le pudiera decir, no tenía problema en que le pateen después del entrenamiento una hora más”.

Todos coinciden en que el paso del baby a las canchas de 11 fue determinante para comprobar las extraordinarias condiciones del arquero. “En césped nos dimos cuenta que tenía una fuerza de piernas y una elasticidad impresionantes. Volaba para llegar a pelotas imposibles y las descolgaba de los ángulos. Además, con su altura y salto, no había centro que no pudiera dominar”, contó Peta.

Otra prueba de su convicción la tuvo con sus primeras pruebas en los grandes de Buenos Aires. Rechazado por River y Boca, Dibu no se amilanó y continuó entrenando con la misma confianza en Mar del Plata. Hasta que un captador de talentos de Independiente lo vio en un partido y se lo llevó para Avellaneda. Ahí empezaría a hacer historia el arquero que se preparó para defender el título de la Scaloneta en la Copa América de los Estados Unidos.

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