jueves, 24 octubre, 2024

Debate y sociedad: ¿Hasta dónde se puede correr la línea?

Por Marcelo López Álvarez 4 de octubre de 2023 – 08:46

Pasado el debate en Santiago del Estero llega el debate final en la Ciudad de Buenos Aires en los recoletos salones de la Facultad de Derecho. Lo cierto es que la semana que separa ambas instancias funcionó como una especie de hilo conector entre ambos a fuerza de polémicas.

Javier Milei acusando a Patricia Bullrich de poner bombas en un jardín de infantes, el Diario La Nación -quemando las últimas naves- publicando artículos en “defensa” de los Montoneros para salvar a Bullrich, mientras la candidata propone escuchar y espiar las conversaciones de abogados defensores con sus clientes. Javier Milei no se quedó atrás y profundizó su discurso del domingo y continuó con la reivindicación de la dictadura cívico militar.

La competencia de barbaridades por acaparar la mayor proporción del electorado de derecha y centro derecha antiperonista continuará con fuerza en las horas quedan hasta el debate.

Sin embargo, reviendo el primer encuentro y siguiendo de cerca las declaraciones e ideas de los candidatos anteriores y posteriores, una duda de la que bastante poco se habla salta inmediatamente. ¿Hasta dónde se puede correr la línea? ¿Cuál es el límite en la competencia electoral en una democracia aún en proceso de consolidación? ¿Cuántos pactos sociales y culturales que creíamos cerrados en nuestra sociedad se pondrán en juego nuevamente?

Las posiciones en el debate de Milei y Bullrich respecto al último proceso dictatorial de la Argentina serían inmediatamente repudiadas y hasta denunciadas penalmente en más de la mitad de los países de la Europa Moderna.

La propuesta de Patricia Bullrich de espiar y grabar las conversaciones de los acusados de algún delito con su abogado defensor merecen una descalificación inmediata y clarificar plenamente que el delito no se combate con otro delito. Eso es lo que precisamente hizo la última dictadura militar.

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La Facultad de Derecho será el escenario del segundo debate. Hasta dónde se  correra el límite sin cuestionar la democracia.

La Facultad de Derecho será el escenario del segundo debate. Hasta dónde se correra el límite sin cuestionar la democracia.

Se suele decir, en una teoría muy discutible, que los pueblos nunca se equivocan y que los países no se suicidan. Sin embargo es posible preguntarse qué tiene en sus pensamientos y sus decisiones un electorado que parece no espantarse ante nada y que reafirma sus votos a pesar de las definiciones claramente antidemocráticas y contradictorias.

Javier Milei, en modo dictador, pidió a los argentinos que le dieran 35 años. Malas noticias, la Constitución solo permite 8 consecutivos. El igual reafirmó que si los argentinos le dan 10 años seremos España o Italia, en 20 Alemania y en 35 Estados Unidos.

Alguien debería avisarle que son países con altísima carga impositiva y dónde estaría preso por sus reivindicaciones de crímenes de Estado. Pero además son países con alta intervención del Estado en su economía y según parece del año 20 al 35 dejaremos de avanzar y retrocederemos. ¿Alguien piensa que Estados Unidos está mejor que Alemania?

La incógnita sobre cuál es el entendimiento del electorado de la situación política y económica entra en zona de dudas. Pero no es menos cierto que esa zona de dudas está abonada por una dirigencia política que cada elección le cuesta más sintonizar con el electorado y sus necesidades básicas.

Vivimos en una sociedad de un 40 por ciento de ciudadanos con sus necesidades básicas insatisfechas por ingresos pero con un número más elevado de necesidades básicas políticas sumamente insatisfechas.

Mientras de un movimiento a otro de la política se tiran con lo que encuentran a mano, la realidad es que la sentencia bíblica de “quien esté libre de pecado tire la primera piedra” no se aplica.

Se tiran con los bolsos de López o el yate de Insaurralde, pero tienen un presidente en los Panama Papers, un Pepin prófugo y el escándalo de las PPP o la lluvia de sociedades anónimas simplificadas en la puerta. Los otros venden candidaturas al mejor postor o suman a los reyes de los negocios sindicales y aseguran tener cerrado el apoyo inclasificable de los amos y señores de la zona gris financiera como son los Fondos de Inversión de paraísos fiscales.

Podremos discutir hasta bien entrada la noche el comportamiento del electorado pero si la política no da el primer paso de sanearse y poner oídos y cuerpo en la sociedad la democracia seguirá en zona de peligro.

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