De garante del ajuste a crítico del FMI. Itai Hagman, ahora con el traje de candidato de Fuerza Patria, se presenta como experto y asegura que “ya entendió” que la deuda con el FMI es un problema. Promete que, esta vez sí, hay que debatir en serio qué hacer con el Fondo. Aunque reconoce que en el peronismo no tienen ni idea de qué hacer con el Fondo, mientras Axel Kicillof advierte que “es infantil decir que no hay que pagar al FMI”.
El mismo que en 2022 cedió su lugar en la Comisión de Presupuesto para facilitar la aprobación del acuerdo con el FMI que su gobierno firmó, hoy se presenta como crítico lúcido de ese mismo acuerdo y anuncia que ahora sí, en serio, van a construir «un consenso» para la próxima vez.
Parece ignorar que el Frente de Todos ya tuvo su chance: con mayoría en el Congreso y la Casa Rosada, repitió la receta de endeudamiento y ajuste que hoy atribuye exclusivamente a Macri y Milei. Eso sí, ahora admite -casi como un hallazgo- que «el problema se agravó» y que la deuda es más grande, omitiendo que su gobierno aprobó el pago al FMI de USD 44.000 millones, que le habían dado al gobierno de Macri, sin condicionamientos serios, mientras la inflación se disparaba y la pobreza crecía.
Más irónico aún es escucharle decir que “no puede volver a pasar” que ganen las elecciones sin un plan para la deuda, cuando él mismo fue parte de una coalición que llegó al poder sin tener ninguno. Prometieron, como lo hizo Alberto Fernández, que investigarían la deuda con el FMI y terminaron reconociéndola sin la más mínima objeción. Ahora, en modo “crítico” contra Milei, Hagman descubre la urgencia de discutir qué hacer con el Fondo. Hasta Martín Guzmán, arquitecto de ese acuerdo, parece haber “evolucionado” en su discurso (según Itai), lo que solo confirma que el fracaso fue tan evidente que hasta los responsables prefieren reescribir su pasado.
Y mientras promete que el próximo peronismo hará pagar a los ricos y no a los jubilados, omite que cuando fueron gobierno profundizaron la misma lógica de ajuste que hoy dice cuestionar. Ahora argumenta que la sociedad “exige” cambios, pero antes, con ellos en el poder, los que pagaron las consecuencias fueron los sectores más vulnerables, golpeados por la inflación y el deterioro de las condiciones de vida.
En definitiva, Hagman es el ejemplo perfecto de esos políticos que reciclan su discurso en campaña para luego transformarse en dóciles gatitos del poder económico.