Según confirmó Laura Ubfal, la casa de Elián Valenzuela, más conocido como L-Gante, en Canning, Ezeiza, quedó completamente destruida. “El viernes a la noche fue a ver a su mamá al teatro, que actúa en General Rodríguez, y cuando regresó a la casa de Canning… El título es: ‘perdió todo’» relató.
«No hay fuego, ese es el tema. Tiene todo destruido. Pudo ser o una bomba o un acto de brujería, pero nadie entiende nada”, termino de decir la periodista en el programa. Marcela Tauro agregó detalles al aire: “Hubo humo, está todo negro, pero nadie llamó a los bomberos”.
Según la información brindada, las dos plantas de la vivienda habrían sido afectadas. Además, Ubfal recordó un video bastante antiguo del músico: “Yo me remito a ese video que una vez él compartió en el que dijo que veía fantasmas”.
El misterio rodea el hecho, ya que L-Gante publicó una historia en Instagram donde mostraba los daños, pero más tarde la eliminó, dejando a sus seguidores sin información clara sobre lo ocurrido.
LAS HIPÓTESIS DE LA DESTRUCCIÓN DE LA CASA DE L-GANTE:
“No hay denuncias. Nada. A mí me dijeron que esto está hermético. Hay fotos y videos que nadie quiere mostrar. Nadie sabe dónde está L-Gante, la casa quedó destruida”, confirmó Ubfal.
La periodista agregó una hipótesis impactante: “Al parecer habría sido una bomba que estalló dentro de la casa. Ellos creen que alguien se lo hizo, porque cuando llegaron encontraron todo negro. Perdió los muebles y hasta plata. Él se encontró con esto el sábado a la mañana”.
Por el momento, el cantante habría buscado refugio en otra residencia que posee en General Rodríguez o en un hotel, mientras su entorno mantiene un silencio absoluto sobre el hecho. El incidente ocurrió en un momento particular de la vida de L-Gante, quien recientemente confirmó su reconciliación con Tamara Báez, madre de su hija Jamaica.
En declaraciones a Los profesionales de siempre el músico expresó: “Volvimos con Tamara. Estamos en el mejor momento, muy bien. Lo primero es la familia. Me costó volver a encontrarme con ella, poder hablar y todo eso, fue un montón. La felicidad me alcanza para dar un giro a 360 a cualquier cambio que tenga que hacer. Me tengo que portar bien”.