En la Argentina actual, una fracción importante del mercado laboral se desenvuelve en la informalidad, y un nuevo estudio pone en foco una modalidad cada vez más extendida: trabajadores no registrados que, sin embargo, facturan como monotributistas a empresas que los emplean como si fueran parte de su plantilla fija.
Según datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, analizados por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), el 14% de los asalariados informales está registrado como monotributista, aunque su vínculo laboral es, en la práctica, una relación de dependencia encubierta.
Esta estrategia les permite a muchas empresas reducir cargas sociales, eludir regulaciones laborales y tener cierta cobertura documental para justificar pagos periódicos. El informe destaca que esta modalidad no se encuadra dentro del marco legal, pero se ha vuelto un mecanismo de facto para sortear la rigidez del sistema formal.
trabajo informal
En palabras de Idesa: “Desde el punto de vista del trabajador, hay relación laboral, pero jurídicamente no existe”. El fenómeno es particularmente intenso en empresas de menos de 10 empleados, donde la informalidad llega al 77%. Dentro de ese universo, sólo el 7% de los trabajadores informales entrega facturas.
En el otro extremo, en compañías con más de 40 empleados, la informalidad baja al 8%, pero dentro de ese grupo, un significativo 45% factura como monotributista. El dato sugiere que cuanto más grande es la empresa, más tiende a usar esta forma de precarización “formalizada”.
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Idesa advierte que esta práctica tiene consecuencias no solo laborales, sino también fiscales. En las microempresas, más del 90% de los informales ni siquiera factura, lo que implica que no aportan como monotributistas y están completamente al margen del sistema de seguridad social.
Esto desmiente la idea de que con la sola inclusión de estos trabajadores se solucionaría el déficit previsional: “Es un mito pensar que el rojo del sistema jubilatorio se corrige cuando esta gente empieza a aportar”, subraya el informe.
Además, se apunta a la baja productividad como otro factor clave que explica por qué estos trabajadores perciben salarios por debajo de los establecidos en convenios y por qué las empresas no avanzan hacia la formalización. En este marco, la factura como monotributista aparece como un mecanismo de “flexibilización informal” que crece en las sombras del mercado laboral argentino.
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