En diálogo con Canal E, Fernando Savore, vicepresidente de la Confederación General Almacenera, analizó la situación del consumo y reveló cómo la pérdida del poder adquisitivo impacta más que la propia inflación.
Precios estables, ventas en caída
“Prácticamente no hay aumentos de mercadería”, afirmó el entrevistado, al referirse al comportamiento reciente de los precios en los productos de consumo masivo. Aclaró que hubo subas puntuales a comienzos del mes, como un 2,5% en lácteos y un 3% en galletitas, pero luego las empresas “empiezan a colocar bonificaciones” ante la falta de ventas.
Sin embargo, esta aparente buena noticia tiene un lado oscuro: “También hay una consecuencia: la venta se va deprimiendo”. Según el dirigente almacenero, el problema ya no está en los precios de los productos, sino en los compromisos financieros que enfrentan las familias.
El verdadero impacto de la pérdida del poder adquisitivo
“Usted cobra su mismo sueldo, pero tiene que pagar más de alquiler, más de colectivo, más de prepaga”, explicó Savore, remarcando que el deterioro del ingreso disponible complica las ventas, incluso cuando no hay aumentos de precios en góndola.
Citó una estadística que indica que los alquileres subieron un 20% en lo que va del año, mientras que la inflación oficial fue del 14,7%. “Ahí hay un desfasaje importante”, dijo. Por eso, aunque el comercio no remarque, la gente compra menos.
El rechazo del consumidor frena los aumentos
En cuanto a la tensión entre empresas, mayoristas y minoristas, Savore aseguró que “las nuevas listas no fueron convalidadas” por los comerciantes, y que en muchos casos fue el propio consumidor quien frenó los incrementos.
“La respuesta está en el cliente. Si no lo compra, no sirve de nada aumentarlo”, sostuvo. Contó como ejemplo que una leche chocolatada de primera marca llegó a ofrecerse a $4.500, pero ante la baja en ventas, la empresa aplicó un 50% de descuento y la volvió competitiva.
Cambió la lógica de compra
Savore advirtió que el comportamiento del consumidor también se ha transformado: “La gente ya no hace esa compra de llenar la alacena después de cobrar”. Al haber cierta estabilidad de precios, los hogares compran en el día a día, esperando incluso mejores ofertas.
Ejemplificó con una harina leudante que pasó de $1.790 a $1.300. A pesar de la baja, “no compré volumen, porque no alcanzo la venta que necesito”, confesó, señalando que los comerciantes también están siendo más cautos en sus compras para evitar pérdidas.
El ticket promedio y la nueva realidad del consumo
Hoy, según Savore, el ticket promedio oscila entre los $10.000 y $20.000. Pero aclaró que, si bien se mantiene la caja diaria, “lo que ha crecido entre un 20% y 30% es la cantidad de tickets”.
Para él, esto refleja dos realidades posibles: “El dinero escasea y la gente compra para el día, o la gente se relajó porque ve que no hay aumentos”. Ambas situaciones muestran un consumo que no logra repuntar pese a la desinflación.