jueves, 30 enero, 2025

«Internet está muerto»: la inquietante teoría que está cada vez más cerca de convertirse en realidad

En una virtualidad cada vez menos orgánica, el material generado por bots y diseminado por una legión de algoritmos superará por primera vez en 2025 a la producción humana. Esta nueva tendencia ha llevado a muchos a hablar de un fenómeno conocido «la muerte de Internet».

Esta teoría sugiere que la interacción, los comentarios, los post en redes sociales e incluso, la comunicación de muchas páginas, estará pronto totalmente intervenida por entidades automatizadas.

Desde hace unos años, las redes sociales dejaron de ser aquel punto de conexión emocional entre generaciones y se convirtieron en plataformas gobernadas por agentes que predicen o suponen lo que cada uno espera consumir.

“Este cambio de paradigma plantea desafíos en cuatro ejes fundamentales: desinformación, propiedad intelectual, protección de datos personales y transparencia algorítmica”, señala Luis García Balcarce, abogado especializado en derechos digitales.

Los bots y el inicio de una nueva era

Los bots igualaron la producción humana. (Foto: Unsplash)

El informe anual Bad Bot Report de la consultora Imperva analiza cómo se reparte la difusión de contenidos entre máquinas y humanos. En 2024, reveló que, por primera vez, casi la mitad (49,6%) del tráfico proviene de fuentes no biológicas.

Esto sugiere que estamos a las puertas de una nueva era, dominada por prácticas digitales que operan con una sofisticación que no tiene precedentes. Estas tecnologías emergentes fueron adiestradas para optimizar procesos y tomar decisiones de manera eficiente, sin considerar las limitaciones y preocupaciones humanas.

Además, los modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM), como ChatGPT, pueden ser entrenados para imitar cualquier estilo de escritura. A esta tendencia se suman los generadores de imágenes sintéticas, como DALL-E o Midjourney, que también contribuyen a aumentar la confusión.

El vertiginoso despliegue de estas herramientas de IA generativa (IAG) representan una panacea para las granjas de divulgación apócrifa, ya que les permitió irradiar sus engaños a lo largo de todo el planeta y en múltiples idiomas.

“La supremacía de los bots y la IA para procesar contenidos masivos y personalizados aumenta el riesgo de la desinformación. La trasmisión de datos manipulados puede tener serias consecuencias para la opinión pública, la democracia y los derechos humanos”, agrega Balcarce.

La firma de seguridad NewsGuard lleva identificados 1.150 sitios de noticias ilegítima creados a partir de una IAG. Estos promotores de falsedad, se escudan bajo nombres de apariencia respetable como iBusiness Day, Ireland Top News o Daily Time Update.

Además de operar sin ninguna supervisión humana, esparcen mentiras fabricadas por robots especializados en desinformación. Sus páginas están plagadas de afirmaciones atribuidas a grandes líderes o anuncios de presuntas muertes.

Un mundo estéril

La muerte de Internet interpretada por una IA.

La Internet actual es como un cadáver en descomposición si se lo compara con la libertad salvaje que impulsó a las primeras comunidades, a comienzos de este siglo.

“En la discusión se percibe también cierta añoranza del pasado, sobre todo, en lo referente a algunos debates. El público cambió, se renovó, al igual que el enfoque de algunas redes sociales”, indica Ariel Riera, Máster en gobernanza de medios por la London School of Economics (LSE).

El ecosistema de pequeños sitios fue reemplazado por un puñado de plataformas sustentadas por corporaciones que solo buscan monetizar cada clic. Como resultado, la experiencia online se volvió más industrial y orientada al consumo.

Esta hegemonía no hace más que precipitar la «muerte» de una Internet abierta y descentralizada: el motor de la IA concentra las decisiones en torno a unos pocos privilegiados, limitando la diversidad y la creatividad.

Incluso Tim Berners-Lee, el inventor de la World Wide Web, se mostró decepcionado con el estado actual de su creación: «La Web no es la Web que queríamos en todos los aspectos».

La consecuencia directa del ascenso de la IA es la proliferación de cuentas automatizadas y la reproducción de argumentos sintéticos. El nivel de refinamiento alcanzado por estos modelos es tan alto que resulta difícil distinguirlo del trazo humano.

A medida que las cuentas impulsadas por IA aumentan la cantidad de seguidores (falsos o genuinos), es el número final quien termina por otorgarles un velo de legitimidad, lo que conduce a un ejército de cuentas fantasmas que se retroalimentan.

El lado más oscuro de este ocaso es que todos estos agentes pueden colaborar entre sí para manipular la opinión pública. Al distorsionar la percepción de la realidad amplifican ciertas voces y silencian otras.

Una polémica estrategia

Los robot de Facebook y Meta que comentaran posts.

Meta, empresa matriz de Facebook e Instagram, anunció su intención de implementar cuentas gestionadas por IA en sus dos redes sociales. Estos perfiles estarán diseñados para publicar de manera autónoma, así como interactuar con los usuarios como si fueran personas reales.

El temor generalizado es que esta medida sea el toque de gracia que termine por erosionar la confianza de los usuarios, contribuyendo a la sensación de una «Internet muerta» gobernada por una tecnocracia.

Esta nueva figura plantea algunos interrogantes sobre la titularidad de los derechos de autor, dado que las obras generadas por IA carecen de la intervención directa de un ente creativo.

“La pregunta que surge es si esos post pueden ser protegidos bajo las leyes de propiedad intelectual tradicionales. En este punto, es crucial establecer un equilibrio legal que garantice la protección de los creadores humanos y fomente la innovación tecnológica sin vulnerar derechos adquiridos”, resume Balcarce.

Según explicó esta semana Connor Hayes, vicepresidente de producto de IA generativa de Meta, la compañía espera que estas cuentas se integren en sus redes sociales de la misma manera que lo hacen las cuentas humanas.

A medida que la compañía busca adaptarse a un entorno donde las interacciones humanas están disminuyendo en plataformas emergentes como TikTok y YouTube, esta estrategia podría redefinir lo que significa ser un usuario activo en redes sociales.

SL

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