El cementerio es un espejo donde los vivos confrontan la fragilidad de su propia existencia. Entre tumbas y epitafios, se cruzan recuerdos que hieren y consuelan a la vez, recordándonos que la vida no es más que un suspiro, y que el verdadero legado no reside en lo que poseemos, sino en lo que dejamos en los corazones de quienes nos amaron.
El camposanto es también un reflejo de las costumbres de la comunidad que lo rodea. Las ofrendas que se colocan en las tumbas, como flores, velas o objetos personales, revelan los rituales familiares y religiosos que se conservan con el paso del tiempo.
Además, la forma en que se construyen las tumbas o mausoleos habla de la diversidad cultural y el respeto por la identidad individual. Por ejemplo, en el Cementerio General de Huanta Señor de la Paz, en Ayacucho, algunos mausoleos poseen diseños arquitectónicos similares a iglesias o estructuras europeas.
En el caso del camposanto de Juliaca, en Puno, los mausoleos imitan casas de dos pisos, con acabados de lujo. Si bien estas estructuras concitan la atención de un sector de la población peruana, no se comparan con las tumbas de un cementerio de Huancavelica, donde se pueden observar ‘ataúdes’ expuestos.
El Cementerio General de Huancavelica, ubicado cerca del cruce de las avenidas Mariscal Andrés A. Cáceres y Garcilaso de la Vega, sobresale entre los demás de la región por las características peculiares de un conjunto de tumbas.
En un video publicado en la cuenta de YouTube Christian Bayro oficial, se pueden ver las tumbas que se apartan de lo tradicional. A pocos metros de un pabellón que alberga féretros, se encuentra un terreno ocupado por estructuras inusuales.
Sobre las tumbas se encuentran réplicas de ataúdes, integradas al diseño de la construcción. Los ‘cajones’ varían en tamaño, lo que sugiere que las dimensiones están relacionadas con la estatura del difunto.
En un fragmento del material audiovisual, se observan tres ‘ataúdes’ pequeños blancos del mismo tamaño, los cuales corresponderían a unos trillizos. Esta deducción toma sentido al leer cuidadosamente las letras grabadas en cada ‘cajón’: S. L. CH., A. L. CH. y V. L. CH.
Respecto a este tema, es pertinente dar a conocer lo que dijo el youtuber y periodista Christian Bayro, quien conversó con un sacerdote de la ciudad de Huancavelica. “Hace décadas atrás, en esta ciudad había un alto índice de nacimientos de mellizos y trillizos. Debido a la falta de atención médica o de alimentos, muchos de ellos fallecían. Por ello, muchas de las tumbas son pequeñas y se encuentran juntas”, contó.
En el camposanto también se pueden encontrar ‘féretros’ de adultos. Al igual que los de los niños, estos están sobre estructuras de cemento. En cuanto al material de los ‘cajones’, se sabe que son de cemento. Es preciso señalar que los ataúdes reales, donde se encuentran los cadáveres, están bajo tierra.
Bayro también preguntó al cura sobre la razón por la que los lugareños recurrían a construir tumbas que se desmarcaban de lo tradicional. Como es sabido, estas se caracterizan por tener en la parte superior un ‘féretro’ de cemento.
“¿Por qué los ‘ataúdes’ están afuera? Es por el apego huancavelicano. Los pobladores sienten mucho el desapego de sus familiares, y cada vez que tienen la oportunidad, ya sea en el Día de los Muertos, en fechas de nacimiento o fallecimiento, visitan las tumbas para abrazar a sus seres queridos. Es por esta razón que abrazan las réplicas de los cajones”, explicó el youtuber sobre esta costumbre arraigada.
Es preciso señalar que las tumbas peculiares no fueron construidas tras conocerse que, en abril de 2021, el camposanto ya no contaba con nichos disponibles para sepultar a fallecidos por la COVID-19. Los artesanos habían edificado ataúdes de cemento en el cementerio muchos años antes de que el coronavirus llegara a Perú en marzo de 2020.