“Rueda de tanque ideal para mesa de cervecería” no suele ser una publicación común en los sitios de marketplace. Sin embargo, el título tampoco espanta: hoy en día está lleno de ese tipo de cosas, como vagones de trenes transformados en pequeñas casas, sillones hechos con tambores de petróleo reciclados e incluso mesas confeccionadas con ruedas de carretas.
Cuando Martín Monteverde, socio de la Asociación Argentina de Coleccionistas de Vehículos Militares (Aacvm), leyó la publicación, decidió que esa rueda de tanque no iba a estar destinada a ser una mesa de bar, sino parte de un proyecto mucho más grande que tenía el sueño de llevar adelante junto a sus compañeros en la asociación. “Era original de un Sherman M4A4 de los 40´, y para comprarla nos tuvimos que hacer pasar por una cervecería, porque si decíamos que era para una restauración, nos iban a sacar la cabeza”, recuerda el aficionado a los vehículos militares, entre risas, en diálogo con LA NACION.
El sueño de Monteverde y de los demás integrantes de la Aacvm era restaurar un tanque Sherman M4A4 original de la Segunda Guerra Mundial que había llegado a fines de la década del 40 a la Argentina. Lo estaban por chatarrear, pero la asociación logró salvarlo comenzar un trabajo de reconstrucción que llevó seis años y estuvo a cargo de Monteverde. El resultado final fue de tan buen nivel que se llevó el Primer Premio de Vehículos Militares en Autoclásica 2024, el pasado mes de octubre.
Ese Sherman tiene una historia que vale la pena repasar: desde su rol fundamental en el desembarco de Normandía, la tarea de traerlo a la Argentina y su exhibición al público, hasta su posible destino como chatarra, la restauración final y el vínculo que mantiene con Carlitos Balá.
El Sherman M4 surgió avanzada la Segunda Guerra Mundial. “Es la evolución del M3, un modelo de blindado que no era apto para combatir contra los Panzer alemanes”, explica en una charla con este medio el teniente coronel Gastón Marmonti, director de Asuntos Históricos del Ejército Argentino, quien agrega que Estados Unidos llega a producir 50.000 Sherman M4. Estos tanques tenían una dotación que posibilitaba agilidad en los enfrentamientos, pero con un cañón corto para proyectiles 75 mm que era deficiente en el ataque a otros blindados.
“Los norteamericanos suplen lo poco mortífero del armamento con cantidad de vehículos”, agrega al detallar las características del blindado
A partir de 1941 y hasta 1945, Estados Unidos aplicó la llamada Ley de Préstamo y Arriendo en la cual compartía armamento con sus aliados. De esta manera, los británicos recibieron grandes dotaciones de estos tanques Sherman y optaron por rediseñar el modelo M4: cambiaron a un cañón más largo (de 76,2 mm de diámetro) y aumentan el blindaje. Así surgió el modelo Firefly, que superó a cualquiera de los vehículos del Eje.
Una curiosidad poco recordada es este modelo de tanque fue tomado para crear el denominado “ejército fantasma”, donde artistas y otros profesionales se unieron para crear la ilusión óptica de un gran batallón en las costas inglesas y así dividir las fuerzas del Eje en el Viejo Continente. En este escuadrón fantasma se recrearon versiones inflables del tanque para simular una legión de estos vehículos, mientras los blindados reales descansaban bajo hojas y parasoles en otro lado del territorio aliado. Este osado acto llevó a las fuerzas del Eje a dividir sus tropas entre distintas zonas de la costa francesa y aseguró el éxito del llamado Día D, el desembarco en Normandía.
A fines de la década del 40, el gobierno argentino logró comprar tanques a un chatarrero europeo que tenía material bélico en desuso, y entre 1946 y 1947 llegan a la Argentina alrededor de 500 tanques Sherman M4A4 (muchos originales de Estados Unidos; otros, con las modificaciones británicas), según recuerda el especialista.
De esta forma, el país se abasteció de tanques Sherman M4 con motores Chrysler Multibank. “Eran de mecánica muy compleja, solo a los ingleses les parecía agradable: tenían cinco motores de camión de seis cilindros colocados en forma de estrella”, afirma Monteverde, el socio de la Aacvm. En el país, a muchos se les simplificó la mecánica, pero algunos otros quedaron originales.
Uno de esos ejemplares que mantuvo el motor estadounidense utilizado en la Segunda Guerra Mundial es el que muchos recordarán por haber estado expuesto desde 1953 hasta 2018 en la Plaza de las Armas Ejército Argentino, frente al Edificio Libertador, en la ciudad de Buenos Aires. “Ese es el Sherman modelo M4A4 que donaron a la asociación″, sostiene el encargado de la restauración del tanque.
La Asociación Argentina de Coleccionistas de Vehículos Militares (Aacvm) consiguió el tanque por mero interés. “Vi en un grupo de Facebook que el Ejército iba a empezar a usar los últimos Sherman que quedaban (unos 40 o 50) como blanco de artillería, porque eran obsoletos. Entonces el coronel Malosetti, socio de la AACVM, consiguió hacer los trámites para comenzar la donación de un ejemplar”, detalla Monteverde al momento de narrar la historia de cómo comenzó la difícil tarea de conseguir el tanque y restaurarlo.
El Sherman que llegó a las manos de la Aacvm nunca fue utilizado por el Ejército Argentino más que para ser expuesto. Lo retiraron de la plaza a una cuadra de la Casa Rosada cuando comenzaron las obras del Paseo del Bajo, en 2017. Al tanque lo mandaron a un chatarrero para ser destruido, pero la gestión del Aacvm lo salvó de un final poco glamuroso. Sin embargo, no estaba en las mejores condiciones: “Cuando lo donaron era lo más parecido al Titanic que se consigue —asegura el restaurador, entre risas—. Estaba completamente pelado y podrido por dentro y por fuera, ¡y claro, si estuvo 60 años expuesto al aire libre!”.
Desde la donación en 2018, comenzó un proceso de seis años de reconstrucción donde el blindado se desarmó y se puso en valor. Se trabajó la chapa, se buscaron las piezas faltantes en la Argentina y en el exterior, y se empezó a restaurar a su estado original. “Estaba extremadamente destruido”, resalta Monteverde.
“Uno de los trabajos más grandes fue buscar las piezas. Sin la colaboración de todos los socios dela Aacvm no hubiésemos podido lograrlo. Nos tomó años encontrar los repuestos necesarios, pensar sinónimos para consultar en las plataformas digitales, o para encontrar piezas que no estaban catalogadas porque ni el vendedor siquiera sabía lo que eran”, explica el encargado de llevar adelante la reparación del blindado. Entre las piezas que consiguió está la rueda que compró a través de un sitio de marketplace y que cambió de destino para formar parte del proyecto.
Uno de los momentos de la restauración que más conflictos trajo fue cuando tuvieron que pintar el tanque, principalmente por sus números de identificación, aquellas marcas que llevan los vehículos militares para posibilitar el seguimiento interno.
“Decidimos que íbamos a seguir la estética del Ejército Argentino. Empezamos a buscar y a debatir sobre el número de identificación, hasta que dimos con uno en particular que, todos coincidimos, era el indicado: el del tanque de la película Canuto Cañete, conscripto del siete, con Carlitos Balá. Este es el mismo modelo que limpia Balá, así que le hicimos ese homenaje”, expresa Monteverde.
El valor del M4A4 que posee la asociación es inmenso a nivel histórico. Funciona, y no es un decir: “Lo único que no anda, por razones obvias de seguridad, es el cañón, que fue inutilizado por el Ejército antes de la donación”, comenta Monteverde, aunque afirma que la torre del cañón gira. El restaurador, además, destaca el valor histórico de la unidad confirmando algunas fechas: “No podemos asegurar que el tanque estuvo en el Día D, particularmente, porque los registros originales pintados al costado del blindado se borraron, pero sí pudimos confirmar con Chrysler, por el número de serie, que nuestro tanque fue producido en febrero de 1943, por lo que podemos entender que estuvo en Inglaterra en 1944 y seguramente estuvo en el desembarco de Normandía”.
En octubre pasado, el tanque Sherman M4A4 estuvo expuesto en AutoClásica 2024, en el stand de la asociación, y fue premiado como el mejor vehículo militar de la edición. Entre los jurados estaba el teniente coronel Marmonti, quien expresó: “Salió primero por la terminación que lograron: quedó realmente muy bueno”.
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