miércoles, 9 octubre, 2024

Fuerza, equilibrio y flexibilidad. Auge y caída de la pulsera energética que engañó a celebridades, deportistas y miembros de la realeza

  • 7 minutos de lectura

En 2010, cuando la BlackBerry aún reinaba entre los celulares y el primer iPad prometía cambiar el mundo, un pequeño accesorio capturó la atención de millones: la pulsera Power Balance. Ofrecía, entre otros beneficios, mejorar “equilibrio, fuerza y energía”. Famosos y atletas se rindieron a su encanto casi místico. Pero detrás de aquel simple accesorio, que parecía ofrecerlo todo, se escondía una verdad tan antigua como el deseo mismo: los milagros, a veces, no son más que una ilusión.

Dos hermanos surfistas: los inventores

Una tarde en las soleadas playas de Orange County, California, los hermanos Troy y Joshua Rodarmel estaban surfeando cuando tuvieron una idea poco convencional: diseñar una pulsera de silicona con dos hologramas y atribuirle propiedades “mágicas”. Junto a su padre fundaron la empresa Power Balance. Así nació lo que pronto se convertiría en un fenómeno global, aunque la verdadera magia residía en algo mucho más sorprendente.

Los hermanos Rodarmel fundaron la compañía que vendía Power Balance junto a su padre y un amigo de la familia.

Entre las “maravillas” atribuidas a la pulsera, se destacaba su capacidad para aumentar la “fuerza, energía, equilibrio y coordinación”, pero claro, eso no era suficiente. También prometía mejorar “la resistencia, la flexibilidad”, y, por si fuera poco, te convertía en un maestro del enfoque y la concentración. ¡Prácticamente un superhéroe con solo llevarla en la muñeca!

Los hermanos Rodarmel explicaron su invento a la revista deportiva Slam de esta manera: “Hemos logrado incorporar frecuencias en hologramas que interactúan de forma positiva con el campo magnético del cuerpo. Todo en el mundo tiene una frecuencia, como los teléfonos móviles, el wifi o las ondas de radio, y estas frecuencias interactúan entre sí. Algunas tienen efectos negativos en el cuerpo, pero otras generan efectos positivos. Descubrimos cómo ‘capturar’ esas frecuencias en un holograma que, al entrar en contacto con el cuerpo, mejora tu equilibrio, fuerza y flexibilidad”.

Antes de convertirse en empresario, Josh Rodarmel tuvo breve carrera como futbolista universitario en Yale.@JoshRodarmel

Las primeras 50 mil pulseras Power Balance se distribuyeron en el campeonato de surf “US Open of Surfing” en 2007, realizado en Huntington Beach, California. Ese evento fue fundamental para dar a conocer el producto, ya que captó la atención de los asistentes y generó un gran interés inicial.

Así apareció en el mercado norteamericano la pulsera que por solo 30 dólares “ayudaba a equilibrar la energía natural del cuerpo”. En cuestión de meses, el accesorio se convirtió en un fenómeno, sedujo a atletas de élite y al público en general, quienes no tardaron en sumarse al furor, convencidos de que este pequeño objeto tenía el poder de transformar su rendimiento físico.

La infanta Elena, hija del rey Juan Carlos, con su pulsera energética

El hecho de que muchas celebridades las llevaran en sus muñecas fue la clave del éxito. Este fenómeno creó un efecto de “credibilidad mediática”, que ayudó a aumentar considerablemente las ventas y a convertir a la pulsera en un verdadero amuleto de moda. Para 2010, la compañía reportó ventas por 35 millones de dólares.

La pulsera primero hizo pie en el deporte: estrellas de la NBA de la talla de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant las lucieron en sus volcadas. ¿Es posible imaginar mejor promoción? También la usó el corredor de Fórmula 1 Rubens Barrichello y los futbolistas David Beckham y Cristiano Ronaldo. Muchos interpretaron que la pulsera era la clave de su rendimiento superior… Luego llegó a la muñeca de nobles, como la infanta Elena, y de mega estrellas del cine como Leonardo DiCaprio y Lindsay Lohan.

Power Balance testimonio de Shaquille O' Neal

Para demostrar los “increíbles” efectos de la Power Balance se sugerían una serie de pruebas sencillas pero reveladoras. Primero, debía pararse en una pierna mientras alguien le empujaba un brazo hacia abajo, forzándolo a perder el equilibrio. Luego, venía la segunda prueba: de pie, mientras otra persona intentaba desestabilizarte presionando con su puño. Y, por último, un ejercicio de torsión: girar el torso con el brazo extendido lo más lejos posible. El truco estaba en repetir todo, pero esta vez con la pulsera puesta. Si tenías suerte (o más bien si creías lo suficiente), de repente debías mantenerte firme, equilibrado y, por supuesto, girar mucho más.

En un mundo donde muchos sueñan alcanzar la perfección física y mental, la Power Balance parecía tener la fórmula mágica: mejoras inmediatas en el equilibrio, la fuerza y la flexibilidad.

Ejercicios Power Balance

La caída del gigante

Pero, es sabido, “no todo lo que reluce es oro”… y la verdad no tardó en salir a luz. Numerosos estudios científicos comenzaron a cuestionar su eficacia y revelaron que los efectos prometidos no eran más que ilusiones psicológicas, conocidas como “efecto placebo”. Es decir, todo ese equilibrio y fuerza no venían de ningún holograma especial, sino de la creencia que los usuarios depositaban en la pulserita. Concretamente, los superpoderes no estaban en la silicona, sino en la imaginación.

Los primeros en advertir el engaño fueron los europeos. La Federación de Asociaciones de Consumidores y Usuarios de Andalucía denunció a Power Balance y a finales de 2010, en España. La empresa fue multada con 15.000 euros con publicidad engañosa. En la misma línea, le siguieron denuncias y multas en Italia y Australia.

Cristiano Ronaldo con la pulsera Power Balance

La Comisión Australiana de Competencia y Consumo (ACCC), obligó a la empresa a reconocer que sus afirmaciones sobre mejorar la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad eran engañosas. A través de un comunicado la empresa expuso: “En su momento habíamos asegurado en nuestras publicidades que las pulseras Power Balance mejoraban la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad. Pero ahora admitimos que no hay pruebas científicas creíbles que apoyen nuestras afirmaciones, y por lo tanto reconocemos que hemos incurrido en una conducta engañosa en contra de la sección 52 de la Ley de Prácticas Comerciales de 1974. Y si usted siente que ha sido engañado por nuestras promociones, queremos pedirle disculpas sin reservas y ofrecerle un completo reembolso de su dinero”.

Aunque la estocada final llegó un año más tarde donde todo había comenzado, en California. En enero de 2011, un grupo de consumidores presentó una demanda colectiva contra Power Balance, alegando que las afirmaciones sobre los beneficios de la pulsera eran engañosas. A lo largo de ese año, la empresa llegó a un acuerdo extrajudicial de 57 millones de dólares para compensar a los consumidores afectados. El acuerdo marcó un giro significativo en la historia de la compañía, que pasó de ser un fenómeno de moda a enfrentar serias repercusiones legales por su estrategia de marketing.

Leonardo DiCaprio usando la pulsera que sedujo a famosos, deportistas de élite y hasta figuras de la realeza

En medio de las repercusiones, Joshua Rodarmel, en una entrevista con el programa de televisión ”60 Minutes”, intentando salvar la ya casi nula credibilidad de su invento hizo una curiosa comparación del poder de la pulsera con una banana. Según el cofundador de Power Balance, si le pusieras una banana en la cabeza a alguien y le hicieras creer que eso le daría equilibrio, podría tener un rendimiento mejorado, similar a lo que prometían las pulseras. Esta comparación se volvió icónica y fue objeto de críticas debido a su tono trivial en un tema que había causado desilusión entre muchos consumidores.

Como resultado de los problemas legales la empresa comenzó a perder popularidad y finalmente se reestructuró. Aunque todavía existe, Power Balance ya no tiene el mismo impacto en el mercado que tuvo en su apogeo.

Por si alguien aún lo dudaba, un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid, dirigido por el doctor Jesús Javier Rojo, desmintió definitivamente la creencia en los beneficios de las pulseras Power Balance. En la investigación, 79 voluntarios realizaron pruebas de equilibrio con y sin las pulseras, y los resultados mostraron que no mejoraban el equilibrio ni generaban ningún cambio físico o mental. Además, se descartó el efecto placebo, ya que no hubo diferencias significativas en el desempeño de los participantes. En resumen, las pulseras no cumplieron con las promesas de la marca.

Lindsay Lohan con su pulsera Power Balance

Después de que se expusiera el engaño, los hermanos Rodarmel decidieron abandonar el barco. Troy fue el primero en irse, dejó Power Balance en diciembre de 2011. Según su perfil de LinkedIn, actualmente es el director ejecutivo (CEO) de una empresa llamada United Fifty, LLC, que también fundó. Por otro lado, Joshua también dejó la empresa, en febrero de 2012 y, según su cuenta de LinkedIn, hoy es cofundador de varias empresas que se dedican a ayudar o adquirir negocios centrados en la venta directa al consumidor.

En resumen, la famosa pulsera no poseía ningún poder especial. Sin embargo, su historia encierra una valiosa lección: la tentación de encontrar soluciones rápidas y milagrosas siempre es un terreno fértil para las estafas.

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