Como consecuencia de la fuerte recesión que muestra la economía y a pesar de que los precios vienen bajando, precisamente por el efecto de retracción en el que ingresaron los bolsillos de los argentinos, el consumo de bebidas se viene desplomando desde que asumió el gobierno libertario.
Es más, las perspectivas para lo que resta del 2024 no son nada alentadoras y, por el contrario, apuntan a un fuerte derrumbe, aunque con diferenciación entre segmentos, ya que el escenario no parece mostrar síntomas de mejora.
En este sentido, un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), asegura que el consumo total de bebidas verificaría una nueva caída, producto de la merma en los salarios reales para el año en curso, en una economía que deberá ajustar su nivel de importaciones y actividad económica.
Sin embargo, la entidad empresarial destaca que el desempeño será variado, con el segmento vitivinícola exhibiendo la menor caída relativa, seguido por el cervecero y las bebidas gaseosas, que evidenciarán el deterioro más empinado.
Bebidas con y sin alcohol, muy golpeadas
Según el documento, el nivel de ventas de bebidas (con y sin alcohol) seguirá en bajos niveles históricos.
«La retracción en el consumo sigue siendo tendencia y se advierte una preocupante caída sin freno, durante los primeros meses del año, en las bebidas alcohólicas y sin alcohol», señala el documento de la CAME.
Se registra una fuerte caída de las bebidas con y sin alcohol.
De hecho, en el sector se asegura que tanto esta cámara empresaria como especialistas en logística de distribución marcan retrocesos en facturación de hasta un 23% a pesar de una baja en los índices de inflación.
Para la CAME, las ventas totales bajaron un 8,5% anual en abril, acumulando una caída del 23,8% frente al mismo período de 2023 y dentro de este segmento el rubro de bebidas experimentó una importante contracción en el consumo.
Ni las segundas marcas se salvan
Del mismo modo, un relevamiento de Nextbyn -la Scale Up rosarina especializada en software de distribución de consumo masivo en toda la región, según su base de 1500 distribuidoras a las cuales les brinda servicio, da cuenta de esta tendencia, registrando que entre enero y abril las gaseosas de primeras marcas tuvieron una caída del 21% en su facturación, mientras que las de segundas marcas perdieron el 23% teniendo en cuenta la inflación acumulada.
A su vez, el segmento de los vinos experimentó una baja promedio de aproximadamente el 10%, siendo la cerveza, el segmento de bebidas con alcohol más golpeado con una pérdida del 23% aunque se trata de un producto que históricamente varía su consumo entre los meses de verano y los más fríos.
El consumo de vinos también siente la crisis.
Estos datos también fueron alertados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) al relevar que las bodegas locales vendieron un 6,3% menos durante 2023 que durante 2022.
Es decir que de un año al otro, los argentinos dejaron de consumir 52,4 millones de litros de esta bebida y, según advierten, la tendencia a la baja se continúa acrecentando durante los primeros meses de 2024.
Compras unitarias
En este contexto, los grandes productores comenzaron a diseñar estrategias para incentivar el consumo a través de promociones y activaciones. «Los puntos de venta, sobre todo los supermercados de cercanía, son un gran termómetro de lo que está viviendo la gran mayoría de las personas» explica Elvio Cescato, fundador y CEO de Nextbyn.
En ese segmento de comercialización la consutora detectó cambios de hábito como que en la actualidad se privilegian las promociones a pesar de lo cual el volumen de compra también disminuyó y se opta más por la compra unitaria que en cantidad.
En cuanto a estos datos sobre el comportamiento de los consumidores el analista asegura que «son cada vez más requeridos por los super y distribuidores porque de esta manera los ayudamos a poder planificar mejor y predecir qué beneficios o promociones acercar».
Desde la CAME concuerdan con este diagnóstico y sus integrantes advierten que el comercio minorista sigue sintiendo la dinámica decreciente del poder adquisitivo de los consumidores, que recortaron gastos en todos los rubros.
Y mientras se desea una pronta recomposición del consumo, marcas y puntos de venta, siguen delineando estrategias para que las personas puedan seguir accediendo a sus productos preferidos.
Producción en caída
De igual modo, otro informe esta vez elaborado por IES Investigaciones Económicas Sectoriales, señala que en el primer trimestre y afectada por el menor consumo, la producción total de bebidas también se derrumbó 14,4% respecto de 2023, producto de la contracción en la elaboración de vinos (10,2%) y del desplome en la producción de bebidas gaseosas, cervezas y bebidas espirituosas (16,1%) respecto de 2023.
El informe detalla que dicho deterioro «responde principalmente al deterioro de la capacidad de compra de la población».
En el caso de la elaboración de vino, las perspectivas son de crecimiento gracias a la recomposición del abastecimiento de materia prima, aunque a pesar del aumento, se ubica por debajo del promedio de la última década (21,5 millones de quintales).
Con respecto al consumo interno de bebidas sin alcohol (gaseosas, aguas y jugos), el documento de IES lo ubica en un derrumbe del 17% respecto al año previo, con un total de 8,3 millones de hectolitros vendidos.
El deterioro de la economía afecta a todo el consumo.
«El fuerte deterioro del poder adquisitivo derrumbó el consumo masivo, impactando en las distintas categorías del segmento de bebidas sin alcohol en el trimestre», detalla el trabajo.
Con relación a las ventas internas de cerveza exhibieron una caída de 3,3% en el primer trimestre, al totalizar 6,3 millones de hectolitros mostrando que el consumo doméstico interno cae por tercer año consecutivo, al verse afectado por el brusco descenso en los salarios reales.
Del mismo modo, las compras de vinos que vienen cayendo desde el 2021 exhiben una nueva disminución de 4,2% en los despachos al mercado.
Exportaciones también en baja
En reporte de IES contiene un capítulo vinculado a las exportaciones de bebidas, que en el primer trimestre totalizaron u$s185 millones, marcando una disminución de 1,3% con respecto al año previo, mientras que, en cantidades, los despachos totales de bebidas treparon 6,3% en el trimestre.
El menor precio medio de exportación explica la caída en valores, en parte consecuencia del menor precio medio de exportación de vinos, el principal producto de la canasta exportadora del sector que, en volúmenes tuvieron una caída de 9,4% tras un retroceso del 26,1% en 2023.
En valores, tuvieron una contracción de 8,6% y totalizaron u$s143 millones en el año.
En el rubro de compras al exterior en los primeros tres meses del año se compraron por un valor de u$s13,5 millones, marcando un descenso anual de 33,8% (tras caer 29,8% en 2023), mientras que en volúmenes cayeron 29,2% (5,6 millones de litros).
Rentabilidad en alza
Con relación a los balances de las compañías del sector, se destaca el de las cervezas cuya rentabilidad se recuperó, producto de eliminación de los programas estatales para controlar los precios minoristas que crecieron por encima de la inflación.
«A lo largo de 2023, la rentabilidad se había deteriorado producto del fuerte impulso de la inflación (costos de empresas), que creció por encima de los precios de venta de las cervezas, lo que deterioró los márgenes en el promedio de todo el año», se explica en el informe que también entiende que las cervezas exhiben una evolución más volátil que las gaseosas y el vino.