A principios de mes empezó a circular el billete de $10.000, que es la nueva máxima denominación que se encuentra en la calle, pero hasta ahora poca gente lo ha tenido en sus manos. Esto se debe a que recién se puso en circulación, por lo que la cantidad disponible en bancos y en los bolsillos del público es muy escasa.
En cifras, en las dos primeras semanas de mayo se emitieron 19,8 millones de unidades de este flamante mayor valor, que cuenta con las imágenes de Manuel Belgrano y de María Remedios del Valle, heroína de la Guerra de la Independencia, según las últimas cifras publicadas por el Banco Central.
Por lo tanto, los de $10.000 representan apenas el 0,2% del total de billetes en circulación. Por este motivo, todavía casi no se ven en la calle, porque el volumen impreso, hasta el momento, es muy bajo, debido a que recién comenzaron a emitirse el 7 de mayo pasado.
De esta manera, se estima que con el correr de las semanas se comenzará a acrecentar la cantidad de estas nuevas unidades.
Por ejemplo, en el caso de los papeles de $2.000, que representan a la anterior máxima denominación, empezaron a circular el 22 de mayo del 2023 y, en apenas más de un año, ya representan el 8,9% de la totalidad de los billetes en circulación.
Es decir, hasta el momento se emitieron 1.017 millones de unidades con las imágenes que homenajean a la ciencia argentina, sobre un total de 11.452 millones de ejemplares de todas las cifras en vigencia.
La cantidad de billetes de $10.000 ya supera las 20 millones de unidades, pero apenas representa menos del 1% del total de todo el efectivo en circulación.
Billete de $10.000 ya en la calle
En el caso del billete de $10.000, según las propias palabras del Banco Central, será distribuido «progresivamente» a través de la red de sucursales bancarias y cajeros automáticos de todo el país.
«Este billete de $10.000, así como el de $20.000 con la imagen de Juan Bautista Alberdi, que entrará en circulación en el último trimestre del año, facilitará las transacciones entre los usuarios, hará más eficiente y menos costosa la logística del sistema financiero y permitirá reducir significativamente los costos de adquisición de los billetes terminados», informó el BCRA el pasado 7 de mayo.
También para el mercado la nueva máxima denominación en circulación ayudará a facilitar las operaciones en bancos y comercios, debido a que se requerirá una menor cantidad de unidades para comprar a los bienes y servicios.
Por ende, también reducirá los costos de impresión y logística porque se emitirá y movilizará un menor volumen de dinero, al igual que bajará el caudal necesario para almacenar y su traslado.
Billete más alto, valor bajo
Igualmente, el problema que se rescata es que con una inflación que en todo 2024 acumula más de 70%, el poder de compra del peso se ha reducido de manera sensible.
Por lo que el billete de $10.000 tiene un valor actual bastante bajo para pagar consumos cotidianos, debido a que ya ni siquiera alcanza para pagar una pizza grande en algún restaurante, ni para adquirir determinados combos en algunos fast food o un kilo de helado artesanal.
El nuevo billete de $10.000 apenas equivale a unos 8,3 dólares al tipo de cambio informal, por lo que también es bajo su poder de compra.
Y si se lo representa en dólares, este papel más alto equivale a unos u$s8,3 al tipo de cambio libre, que es considerado muy acotado, ya que los billetes de máxima denominación de los diferentes países de la región representan en promedio a entre u$s25 a u$s30.
Incluso, en Estados Unidos la mayor cifra en circulación es la de u$s100, que tiene un valor convertido al mercado informal de 120.500 pesos.
Más allá que los pagos con billeteras digitales y otras aplicaciones generan mayor practicidad, rapidez e independencia que el propio uso del dinero físico, para determinados usos cotidianos es necesario tener una moneda material que posea un valor considerable.
A la vista, en los próximos meses se comenzará a imprimir el billete de $20.000, que permitirá manejar un volumen todavía menor de efectivo, por lo que ayudará a disminuir más los «cuellos de botella» en el manejo del dinero en comercios, bancos y cajeros automáticos.-