Existen diversos refranes que tienen su origen en una ciudad, cultura o territorio específico. Incluso muchos de esos refranes tienen un origen desconocido. Sin embargo existen otros refranes o expresiones que tienen un pasado bíblico, el cual quedó registrado en diversas escrituras sagradas.
Este conocido refrán o expresión se aplica a quien obtiene una buena reputación fuera de su lugar de origen, cuando en éste no pudo disponer de los medios adecuados para alcanzarla, en ocasiones por envidia o enemistad.
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«Nadie es profeta en su tierra».
¿Cuál es la historia o el origen de este refrán?
Para contar los orígenes de este refrán, los escritos bíblicos aseguran que después de haberse preparado por 40 días en el desierto, Jesús de Nazaret regresó a su pueblo, leyó las escrituras en la sinagoga, como de costumbre, y anunció su cumplimiento. Los asistentes, que lo conocían desde pequeño, tomaron sus palabras como una herejía y lo llevaron afuera para tirarlo al despeñadero. En pocas palabras, intentaron lincharlo.
Tras el episodio, Jesús de Nazaret pronunció la frase «En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra» y escapó de entre la multitud, la cual estaba enardecida. A partir de allí, Jesús salió a predicar y sanar enfermos a Cafarnaúm (era un poblado pesquero israelita de Galilea), donde fue escuchado y respetado (Evangelio de San Lucas, capítulo 4, versículo 24).
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También vale la pena mencionar que existe un refrán equivalente al de «Nadie es profeta en su tierra», el cual asegura: «Nunca el juglar de la tierra tañe bien la fiesta».