“¡Sí! Está buenísimo así”, dice la joven pianista Ana Paula Rodríguez Núñez con una sonrisa que desborda entusiasmo al director Bernardo Teruggi, al frente de la Camerata Académica, con quienes Ana hará este sábado 18 de noviembre su debut en la Sala Ginastera del Teatro Argentino de la Plata.
Es la primera vez que Ana toca con orquesta. Antes del ensayo la pequeña gran pianista compartió sus vivencias en uno de los camarines del Teatro sobre su debut y próxima presentación, el 26 de noviembre, en el CCK.
“A veces me imagino que termino de tocar y la gente me aplaude con todo”, dice con entusiasmo incontenible, y puntualiza: “Pero no quiero que me aplaudan entre el primero y segundo movimiento. Me desconcentra”.
Ana Paula Rodríguez Núñez confiesa que la cercanía del debut a veces la pone un poco nerviosa, pero que se relaja apenas pone los dedos en las notas del Concierto en Fa mayor, H. XVIII, de Haydn
Ana ya tiene elegido el vestuario para el debut. “Tengo mi ropa vintage. Ahora una diseñadora me está haciendo un vestido amarillo. El segundo va a ser de color rosa. El modelo original era negro, pero pensé que en el CCK vestida de negro, con el piano negro y el escenario negro, no se mi iba a ver”.
Todo fue muy vertiginoso desde que empezó a tocar a los 9 años en un teclado de cartón dibujado por ella, y ahora, con sus 12 años, va a presentarse en dos grandes salas con el Concierto de Haydn.
Ana Paula se hizo conocida en junio 2023, cuando tocó en el programa de Jorge Lanata en Radio Mitre. “Pasa muy rápido el tiempo”, reflexiona. “Antes pasaba más lento. Pero ahora pasa volando”.
Ana Paula Rodríguez Núñez se relaja viendo algo de tele, pero nada de redes sociales.
La vocación que encontró solita
No hay músicos en la familia, ella sola encontró su vocación y la desarrolla con pasión, rápidamente atendida y acompañada amorosamente por sus padres, Diego y Noelia. Él es chofer; y ella, docente.
En 2020 Ana recibió para su cumpleaños un tecladito y en apenas unos días sorprendió a sus padres cuando la escucharon tocar Beethoven y Pachelbell, Para Elisa y el Canon, que había sacado sola de oído.
Cuando se le pregunta si se siente pianista, Ana Paula suelta una risa pícara y dice “A veces, sí. Cuando toco en los teatros, como ahora”.
Es tan excepcional como fascinante su caso. Además de tocar el piano, compone música.
“Ahora estoy pensando en una composición que se llama Las ninfas. Es un vals. Pero todavía sigo trabajando la estructura”. En Nieve rusa, una de sus primeras composiciones, la atmósfera impresionista es sacudida por una cita de Astor Piazzolla.
“Se me ocurren unas ideas que me gustan. A veces improviso, si sale lindo lo grabo”. La música aparece hasta en sus sueños. “A la mañana voy al piano y empiezo a trabajar un poquito esas notas indefinidas que aparecieron en los sueños”.
Ana Paula Rodríguez Núñez, con Innominato, su peluche. La niña cuenta que el director de la orquesta, Bernardo Teruggi, habla bastante con él.
Escuela en casa, poca tele y nada de redes sociales
Cuando la vocación se despertó y se intensificó, Ana dejó de ir a la escuela y actualmente hace homeschooling. Además, toma clases de piano con Ana Cháves y estudia con Graciela Tarchini análisis y composición.
También le atrae la dirección de orquesta, “ me gustaría dirigir los Conciertos Bach”, dice, y comenta lo mucho que le gustó la película Antonia: Una sinfonía, sobre la directora de orquesta y pianista neerlandesa Antonia Brico, la primera mujer en dirigir la Berliner Philarmoniker y la New York Philharmonic Orchestra.
La preparación del concierto alteró levemente las rutinas de Ana. “Cambió un poquito porque tengo que estudiar más la obra, repetirla mucho de diferentes modos: lento, rápido, manos separadas”.
La rutina incluye algunas horas de televisión, Disney + o Pixar, y también dibujar un poco. Pero nada de redes y celulares. A veces se duerme tarde, sobre todo los sábados porque hace pijamadas con sus papás, ven películas y comen papas fritas.
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Ana Paula Rodríguez Núñez tiene 12 años, empezó a tocar a los 9 sola y ahora se suma su hermano Fidel para crear momentos inolvidables.
“Me despierto temprano, tomo la leche, a veces té. Juego un poquito con mi hermano y me voy al estudio. Agarro la partitura y empiezo a estudiar lento. Estoy cuatro horas, a veces menos o a veces más, también paro antes para ir al baño”, larga una carcajada contagiosa después de describir su rutina diaria.
El piano de cola, un nuevo amigo
Hace unos días recibió, con la ayuda de un subsidio del Instituto Cultural de la provincia, un piano de cola que reemplazó al vertical de mecanismo desgastado, y Ana se emociona cuando cuenta cómo fue la llegada del instrumento.
“Cuando llegó el piano estaba lloviendo. Pero, por suerte, estaba todo tapado. Cuando lo vi me puse re contenta y me emocioné cuando lo toqué. Sonaba muy lindo. Muchos sonidos nuevos. Le pido colores a ese pianito”, remata con una risita.
“Puedo cambiar un poco de sonido. Si tenés mucha musicalidad y también imaginación, podés pedirle bastantes colores. En Haydn, por ejemplo, cuando llega la parte más cantabile, después de la alegre y veloz, más alegre, cambio de color y lo empiezo a oscurecer”.
Ana Paula Rodríguez Núñez. con Martha Argerich. La nena dice que le temblaron las piernas al conocerla. Martha le autografió su libro y le puso «Para Ana Paula, la estrellada».Ana va del camarín a la sala de ensayo con su valija de madera pintada por una amiga, un paisaje fantasioso y colorido con dibujada Ana tocando un piano. Allí guarda su partitura, una cartuchera de colores vivos, y el libro sobre Martha Argerich para niños, donde se lee en la primera página la dedicatoria que le escribió una de las pianistas más grande de todos los tiempos: “Para Ana Paula, la estrellada. Con todo cariño”.
Argerich es su pianista preferida junto con Claudio Arrau. Se conocieron en el Teatro Colón. “Cuando entré al camarín y vi a Martha me temblaban las piernas. Estaba re nerviosa”, recuerda. La lista de pianistas favoritos se completa con Daniel Barenboim, Igor Lewis y Daniil Trifonov.
Su maestra Ana Cháves asegura que ella no influyó en el gusto de los pianistas. “Ana sola busca en YouTube y elige lo que le gusta”, confirmó.
Con su inseparable peluche Innominato, Ana entró a la sala de ensayo, se acomodó en el piano y ubicó el peluche a su lado. Asegura que va a estar en el escenario el día del concierto. “El director Bernardo Teruggi habla mucho con Innominato”, afirmó.
La potencia sonora que Ana proyecta desde el teclado contradice su apariencia frágil. Y aunque parece tímida, apenas entra en confianza todo fluye.
La música, como disfrute
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Ana Paula Rodríguez Núñez tiene 12 años, empezó a tocar a los 9 sola y sin haber estudiado jamás ni tenido influencias, hoy interpreta a Beethoven, Mozart, Schumann, Chopin y Piazzolla. Y hasta realiza sus propias creaciones. Impresionó a la mismísima Martha Argerich.
Es poco frecuente ver a un chico disfrutar con tanta intensidad la música.
Durante el ensayo, Ana articuló con agilidad y claridad las frases del concierto de Haydn, y se divirtió interpretando velocidades temerarias en el tercer movimiento.
“Me cae re bien Haydn. Es muy divertido”, dice con una frescura que enternece. Es la primera obra que toca del compositor, que asegura, “se parece a Mozart”.
Ana Paula Rodríguez Núñez, junto a su hermano Fidel, en el piano vertical, que ahora fue reemplazado por uno de cola.En una brevísima pausa, Ana compartió lo que sintió en es esta primera experiencia con la orquesta: “Es como que la orquesta se mete en mí y me acompaña. Frasean muy lindo y me inspiran. Estoy contenta, alucinada, de todo”.
La cara de Ana no dejó de trasmitir felicidad durante todo el ensayo. Sus gestos en la música no parodian un universo expresivo externo, del que algunos niños prodigio no terminan de adueñarse del todo. En ella es su impulso interno, tan propio como el vínculo singular que estableció con la música y se manifiesta con naturalidad y frescura.
Su relación con la música es personal, construida a través del juego. Porque, sobre todas las cosas, Ana juega: con el tiempo de la obra, con sus aceleraciones y retados, y con la expresividad.
Una expresividad y sensibilidad que a veces resulta difícil conducir. “Nos cuesta manejar su hiper sensibilidad. Nos dimos cuenta que evitaba escuchar Claro de Luna tocada por Arrau. Cuando el papa le preguntó por qué, Ana se puso a llorar. Le pasó lo mismo con Antonia Brico. Le agarra tal angustia que no sabemos qué hacer. Es difícil abordar eso. Desde muy chiquita escuchaba el piano y se ponía a llorar”, cuenta su mamá sobre los desafíos de crianza, la búsqueda por lograr un equilibrio entre la educación de Ana y su hermano Fidel.
Es todo un reto guiar a una nena con las condiciones de Ana. “Es como un potro de carrera. Hay que dejarla correr, no se puede reprimir su necesidad de expansión. El alumno también va marcando la cancha”, dice Chaves.
“No todo es técnica. También hay cuestiones musicales y de estructura mental musical donde es importante la gradualidad. Es complejo administrar los saltos en el repertorio entre cosas fáciles y difíciles, pero voy cuidando que en la formación no queden huecos”.
En breve empezarán a estudiar el Concierto Nº1 de Beethoven, y se sumará a un repertorio que incluye Haydn, Mozart, Chopin, Schumann y Piazzolla.
Una nena. Ana Paula Rodríguez Núñez, la pianista de 12 años, comenzó a componer su propia música.“Beethoven es el Dios de la música -dice Ana-. Tiene muchos contrastes y a veces me asusta”.
Después de despedirse con un abrazo amoroso, Ana quiere agregar unas palabras: “Quiero invitar a todas las personas de acá de La Plata y de otros lados también, a que vengan al teatro a escucharme, al Argentino y al CCK. Va a estar buenísimo. Y preparé unos bises, pero son una sorpresita”.
Ficha
Ana Paula Rodríguez Núñez, piano
Con: Camerata Académica Director: Bernardo Teruggi Repertorio: Concierto Fa mayor, H. XVIII, de Joseph Hadyn Lugar: Sala Ginastera, Teatro Argentino de La Plata, sábado 18 de noviembre, a las 20 Próxima función: 26 de noviembre, Sala Argentina CCK, (CABA)