Había una vez dos amigos llamados Adam Bowen y James Monsees. Ambos ex fumadores y compañeros en la Universidad de Stanford, donde tuvieron una idea brillante: crear un cigarrillo que permitiera fumar sin generar combustión.
Fundaron una empresa que llegó a capturar el 70% del mercado de vaporizadores de nicotina de los Estados Unidos. La historia de esa compañía es contada en El gran vapeo: Auge y caída de Juul, que se puede ver en Netflix.
El documental, de cuatro episodios de unos 50 minutos cada uno, está basado en el libro de investigación Big Vape: The Incendiary Rise of Juul, de la periodista Jamie Ducharme, que participa como entrevistada y guionista de la miniserie.
La historia de Juul es contada en «El gran vapeo: Auge y caída de Juul», que se puede ver en Netflix.
La historia y el tono
Hay dos máximas de Silicon Valley que sirven para entender la historia de Juul. Una dice: “Haz lo más que puedas lo más rápido que puedas”. La siguiente, aún más fuerte, es casi un mandato de vida o muerte: “Muévete rápido y rompe cosas”.
Con una narración clásica de entrevistados, imágenes de archivos y algunas ilustraciones para narrar escenas cruciales, los episodios giran en torno a ese movimiento veloz sin importar las consecuencias.
El documental de Netflix «El gran vapeo: Auge y caída de Juul», tiene cuatro episodios de unos 50 minutos cada uno.En aquellos años, estaba la idea de que la tecnología había llegado sólo para mejorar nuestras vidas. “¿Entonces por qué no podía ayudarnos en el negocio del tabaco?” pensaron estos dos amigos.
El objetivo fue diseñar un dispositivo para liberar nicotina sin combustión; es decir, calentando el tabaco sin quemarlo. “Si evitas la combustión, lograrás una mezcla menos tóxica”, pensaron.
La idea, por supuesto, no era que la gente dejara de fumar sino que comenzara a fumar Juul. Y lo lograron con una campaña agresiva destinada nada menos que a los jóvenes, muchos de ellos menores de edad.
Un capitalismo caníbal
El acierto de la producción de Netflix es evitar los blancos y negros y enfocarse en los grises. No sólo hace una crónica del auge de la empresa -llegó a estar valuada en 38 mil millones de dólares- y de su caída -fue vendida y absorbida por una tabacalera tradicional- sino también de una forma de hacer en la industria de la tecnología y del diseño de productos, de los lobbies y de un capitalismo caníbal.
La empresa Juul llegó a estar valuada en 38 mil millones de dólares y fue vendida y absorbida por una tabacalera tradicional.Con el tiempo, el vapeo comenzó a provocar problemas de salud y muerte en algunos jóvenes; una generación para la que fumar no era un ritual, pero que adoptó de forma masiva ese objeto tan cool como simple en sus líneas, que era llamado “el iPhone de los vapeadores”. Lo que Juul quería, simplemente, era reclutar a la próxima generación de adictos a la nicotina con un dispositivo aún más dañino que los cigarrillos convencionales.
El gran vapeo: Auge y caída de Juul avanza a paso firme en la narración de su historia hasta la primera mitad. Después comete el error de muchas producciones: estira innecesariamente sus episodios con largos minutos en los que pasa poco o sólo se avanza a paso cansino en archivos de los noticieros o en la intervención de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para impedir su venta.
Dos amigos llamados Adam Bowen y James Monsees diseñaron el producto que se muestra en «El gran vapeo», de Netflix.Por momentos, dan ganas de pulsar el fast forward porque el realizador R.J. Cutler decide contar en cuatro episodios -en total son 187 minutos- algo que, seguramente, podría hacerse en menos tiempo.
Pese a eso, la historia tiene momentos atractivos, principalmente la narración de cómo convirtieron al vapeo en un fenómeno en las redes y cuando todo se fue de las manos hasta llegar a niveles epidémicos en los Estados Unidos, donde aún hoy se sigue vendiendo. Steve Jobs solía decir: “Mantente hambriento, mantente audaz”. En esta historia fueron demasiado lejos.
Ficha
Calificación: Buena.
Género: Documental.
Protagonistas: Jamie Ducharme y Allen Gladstone, entre otros.
Creador: R.J. Cutler.
Emisión: Netflix.
Duración: cuatro episodios de 50 minutos.
¿Por qué sí? A través de la historia de una empresa, muestra la vorágine y la codicia del mundo tecnológico de Silicon Valley.